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También te puede interesar: Rompiendo las cadena (Ranma 1/2) - Father And Son (Pokémon).
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Ha pasado bastante
tiempo ¿No? Enserio lamento estos problemas pero como sabrán… los asuntos
personales son prioridades, sobre todo con la situación actual.
Espero que cuando
estén leyendo esto, hayan tenido un buen día o que al menos esta lectura les ayude
a levantar el ánimo.
Como siempre
agradecerles por sus comentarios a: Horakthy.baraq, Miguelzero24, Naruashx
(Tkm), Giuliano y Agustín.
Comentarios
destacados: Master X (Quedando como invicto), Omega Cuasar y el nuevo Anbludx, quién ha dado varios comentarios en distintas entradas y han sido muy disfrutables de leer.
También invitarlos a leer mis otros escritos, pero principalmente a leer las notas finales del episodio para que sepan que puede suceder a continuación.
Ahora sin nada más
que añadir… ¡Comencemos!
PD: Para entender varios sucesos de este episodio, sugiero que vayan a leer primero el primer episodio que se publicó en el blog.
Aquí les dejaré el enlace: Capítulo especial.
-o-
Al llegar lo primero en lo que se percató fue en el cambio
drástico que había en la atmósfera del lugar.
No se asemejaba a la que había semanas atrás en su
enfrentamiento contra Agatha.
Como era esperarse de los monstruos de bolsillo, sus instintos
agudizados les advirtieron del peligro y en poco tiempo, abandonaron la ciudad
para refugiarse en las rutas cercanas.
Mientras que los pokémon pertenecientes a los habitantes de
la ciudad, salían de sus poké ball y se mantenían cerca de sus dueños o de los
niños.
Acciones que no serían desapercibidas por personas
perspicaces y de alguna manera, relacionarían el actuar de los monstruos de
bolsillo con la llegada del “nuevo” líder de gimnasio.
Por eso era natural que estuvieran inquietos, inquietud que
aumentó cuando notaron que se dirigía al gimnasio.
Algunos fueron lo suficientemente inteligentes para guardar
sus palabras para sí mismos, otros por otro lado…
-¿No es uno de esos
vándalos que causó estragos en Ciudad Azafrán?
-Alguien debería avisar a las autoridades.
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Dibujado por: Cadmo - Ray. |
Silver no se molestó en articular alguna amenaza, ni
siquiera en darles una mirada de advertencia.
Tenía que tratar con algo más importante y esta vez,
mandaría al demonio la sutileza.
Se detuvo en frente de las puertas del gimnasio, Sneasel que
estaba a su lado lo miraba con preocupación.
No se necesitó de las palabras, ni siquiera verla para saber que
expresión llevaba su rostro.- Estoy bien… solamente algo ansioso.
No había razón para mentirle tampoco… no a ella, jamás a
ella.
-Aunque si hay algo que me preocupa, y es lo que te puede
suceder al entrar conmigo.- Al mirarla pudo notar la sorpresa, sorpresa que fue
convertida en indignación en solo unos segundos pero Silver no le permitió
articular sonido alguno.- Sneasel… la última vez que estuviste en una de las
bases, te sacaron del sistema de almacenamiento y quién sabe, lo que hubiera
hecho Sird contigo si me hubiera tardado más en llegar a la base.
El pelirrojo se arrodilló y acarició con delicadeza una de
las mejillas de su pokémon.- Me demostré bastante inestable cuando te vi en
peligro. Esa zorra seguramente ya expandió esa información a todo aquel que
quiere verme muerto… irán por ti.
Sneasel replicó de todos modos, su orgullo había sido dañado
al verse como un “punto débil”, cuando era capaz de hacerle frente a la mayoría
de los pokémon pertenecientes a esa organización.
Aunque eso no significaba que había sido tocada por la
preocupación que estaba demostrando Silver, eran contadas las veces que su
entrenador mencionaba o mostraba abiertamente el cariño que sentía por su
equipo.
-Sé que eres fuerte y capaz de mantenernos a salvo, aun así…
prefiero evitar el riesgo de que te hagan daño.
Sus mejillas adquirieron un leve tono rosado y en ese
momento, supo que no había forma de cambiar su decisión,
inconscientemente hizo un puchero y antes de volver a su poké ball; advirtió
que saldría a combatir a la primera señal de peligro.
-Te mentiría si te dijera que no esperaría que hicieras
eso.- Se quedó observando aquella esfera por unos instantes, su mente viajaba
al pasado para recordarle los eventos más importantes que había vivido junto a
Sneasel, las veces en que fue su apoyo, la que no le permitió derrumbarse y le
ayudaba a recuperar el control de sus emociones.- Has sido incondicional en mi
vida… realmente te lo agradezco.
Sneasel debería tener una mejor vida y no conformarse con la
que tenía a su lado.
No solamente ella, sino también Nidoking, Feraligatr,
Gengar, Kabutops, Roserade, Crobat, Abra y los demás.
Permitirse tanto a él como sus pokémon dormir más de cuatro
horas, dejar de jugar al gato y al ratón.
Un frío y pequeño brillo comenzó a destacar en sus ojos.-
Por Tara, Elm y Crystal… debo acabar con todo esto.
-Hemos podido superar
varios obstáculos, hemos crecido con los fracasos y aprendemos a levantarnos…
si te soy sincera, creo que de eso se trata la vida.
-o-
Pokémon XY&Z: Second Chance.
Episodio 20: El último día.
Parte tres.
Cuenta regresiva.
-o-
-¡Miren, en el cielo!
-¡Es un Pidgeot!
-¡También hay un Fearow!
Los niños estaban maravillados por las majestuosas aves,
quienes no eran ajenos a la presencia de aquellos pequeños y con bastante
sutileza descendieron.
-¡Son Gary, Kaori y Ash!
-¡Buenas!- Exclamó con su habitual sonrisa el joven
investigador, que permitió que los futuros entrenadores acariciaran a su
pokémon.- ¿Han protegido el pueblo en mi ausencia?
-¡Por supuesto!- Ash y Pikachu sonrieron ante la interacción
del castaño con los niños, no esperaban algo así por parte de Gary pero era
otra muestra de lo mucho que había cambiado con los años.
Lo primero que hizo Kaori al tocar el césped fue estirar su
cuerpo, el viajar por los aires era algo completamente nuevo para ella y no había
señales de adaptarse pronto.
-Creo que necesitaré un pokémon volador.- Murmuró mientras
miraba disimuladamente como el azabache abrazaba a Pidgeot, pudo escuchar como
el entrenador le daba unas enternecedoras palabras antes de regresarla a su
poké ball.
Normalmente nadie se extrañaría de aquel gesto, era
conocimiento general el gran afecto que Ash le mostraba a cada uno de sus
pokémon.
Sin embargo… eso parecía bastante íntimo para los ojos de
Kaori.
Sus ojos se enfocaron en el pequeño roedor que acompañaba
siempre al entrenador, parecía nervioso, como si estuviera estorbando en aquel
momento.
Pikachu era el favorito, el mejor amigo y el irreemplazable.
Era algo que cada pokémon de Ash sabía y aceptaba.
Si el azabache se enfrentaba a un oponente, Pikachu lo
cubría y se lanzaba junto a él sin importar las posibilidades de ganar o
perder.
Compartían gustos, ideales y harían lo que fuera para hacer
feliz al otro.
Pero hay ocasiones en que tu mejor amigo es incapaz de darte
el apoyo que necesitas y ella lo sabía muy bien.
Su mirada fue a parar al apoyo que tuvo durante años, aquel
bocón egocéntrico que siempre iba a buscarla tras volver de su trabajo, salían a
comer, ver películas y ponerse al día.
Gary fue una luz en su vacía rutina pero cuando desaparecía
¿Qué le quedaba?
Esas palabras de consuelo y de afecto las agradecía desde el
fondo de su corazón, pero de alguna manera no le ayudaba a seguir adelante.
Era un alivio temporal y ella se odiaba por ser incapaz de
seguir adelante cuando tenía un excelente amigo apoyándola.
Se sentía tan poca cosa, durante noches gritaba angustiada al ser incapaz de valorar el apoyo de sus seres queridos.
Y de pronto, apareció el azabache, que volvió a encender esa
llama que pensó que se había apagado para siempre dentro de su corazón.
No se requirieron de palabras, solamente verlo entrenar
durante esas dos semanas para inspirarse y querer salir de ese abismo que la
tenía atrapada durante años.
Cuándo por fin tuvo la valentía de acercarse y hablarle,
sentía que volvía a renacer, sus palabras fueron reconfortantes y podía
asegurar que las decía por experiencias propia.
Soltó un suspiro al recordar la mirada que le había dado el
azabache en aquella noche, vio todo tipo de emociones reflejadas en aquellos
ojos marrones y pudo hacerse una idea de todas las anécdotas que pudo haber
vivido aquel chico.
Experiencias que lo hicieron crecer y madurar pero también
obtener miedos, los cuales al igual que Kaori, era incapaz de expresarlos delante de sus seres queridos.
Quizás porque no sabía cómo o simplemente sentía que no era
necesario, solamente el propio Ash debe saberlo.
Pero Pidgeot fue capaz de abrirse entre las murallas que
había creado el azabache y lograr que se abriera con ella.
-¿Kaori?
-¡!- Se sobresaltó un poco al sentir como el protagonista de
sus pensamientos, había tocado su espalda para llamar su atención.
Aunque claro, Ash no tardó en detectar la reacción de la chica y se apartó de inmediato.
Aunque claro, Ash no tardó en detectar la reacción de la chica y se apartó de inmediato.
-Disculpa si te asusté.- Levantó las manos con una sonrisa
nerviosa, para luego añadir con algo de timidez.- Solamente noté que estabas
muy callada, supongo que pensando en “eso” ¿No?
Ya más tranquila observó al roedor, que ya se encontraba en
el hombro izquierdo de su entrenador, actuando como si la escena anterior jamás
hubiera ocurrido.
-Puedo entenderte.- Mencionó con una pequeña sonrisa, mientras veía a los niños jugar con el castaño.- Mientras más avanza el día,
más ansioso me pongo.
La castaña se detuvo a observarlo por un momento y luego
contestó.- Estoy bien, solamente recordé algo que atesoro.
Ash la encaró, notando la mirada que le daba la castaña y se
llegó a preguntar si anteriormente había notado todas las emociones que
reflejaban aquellos ojos.
Pero lo que más notó fue admiración.
-Han sido semanas bastantes agitadas pero ¿Sabes?- La
castaña le dio una gran sonrisa, de aquellas que había comenzado atesorar y
desear verlas en su día a día.- Nunca me sentí tan afortunada como ahora.
Ash al igual que su pokémon, se sintió confundido y no fue capaz de procesar las siguientes palabras dichas por la chica.
La castaña le agradecía pero el entrenador no sabía ni que
había hecho esta vez.
¿Quizás era por intervenir en la batalla que tuvo contra Misty?
Kaori caminó hacia el castaño, rápidamente fue contagiada
por la alegría de los niños y se unió a ellos.
Antes de hacerlo, pensó en la nueva meta que se había dado.
Ser una de esas personas que pudieran traspasar las barreras
del azabache.
-o-
-Papá.- El estudiante de medicina lo observó con un rostro
serio, para luego enfocarse en su madre.- Mamá… por favor, les encargó proteger
a mis hermanos.
Forrest se posicionó al lado de su hermano mayor, tras su
combate fue informado de todo lo que sucedería y estuvo horas creando
estrategias junto a Brock. Si no fuera por la situación en la que se
encontraban, hubiera disfrutado bastante de aquella actividad.
Lo más difícil había sido contárselo a sus padres, Brock no
estaba seguro de hacerlo por varios factores pero al final su hermano le
recordó, que sería imposible ganar, si estaban pendientes de proteger a cada
miembro de su familia.
Y aunque sonara cruel, ya era momento que sus padres hicieron algo por ellos.
-Déjalo en nuestras manos Brock.- Flint sintió pánico al
solo imaginar un enfrentamiento contra Giovanni, lo había visto combatir en su
juventud y fue realmente aterrador.
Pero no volvería abandonar a su familia, especialmente a su
primogénito.
Lola tenía pensamientos similares.
-Muchas gracias a ambos, sé que puede ser difícil de creer y
también…- No pudo continuar al sentir los suaves brazos de su madre
envolviéndolo, tratando de transmitir todo el amor que sentía por el futuro
médico.
-Shhh… tranquilo querido, no será como en tu niñez.- El
moreno no mencionó nada pero se permitió descansar en el pecho de su madre.- Ya
no estarás solo Brock, nunca más.
Aquellas palabras le hicieron recordar aquellos lejanos
años, donde cada día parecía ser eterno y lleno de obligaciones que no podía
enfrentar solo.
Quería palabras de apoyo, quería escuchar a sus padres
diciendo lo orgulloso que estaban de él.
Un abrazo sería más que suficiente pero eso no fueron más
que fantasías.
Fantasías que jamás se cumplirían al igual que sus sueños.
Pero al menos sus hermanos lo tendrían, incluso si eso le
costaba toda su vida y su propia felicidad.
Y ahora… parecía que por fin las plegarias de aquel niño
habían sido escuchadas.
Entre sollozos se refugió en los brazos de su madre, pronto
su padre y hermano menor se unieron al abrazo.
-Si… todo saldrá bien.- Murmuró con una pequeña sonrisa, acercando
más a su familia a su cuerpo.
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-Niños es suficiente, Gary y los demás acaban de llegar de
un viaje.- Aquel padre de familia observaba divertido como los tres
entrenadores, se habían unido a las travesuras de su hija y el resto de sus
amigos.- Necesitan descansar.
-¡Papi!
Los demás niños siguieron a la chica que corrió a los brazos
de su padre, Pikachu suspiró aliviado al no verse atrapado entre los pequeños y
no tardó en saltar en los hombros de su entrenador.
-Estoy orgulloso de ti.- Y era cierto, el azabache estaba
bastante conforme de que el roedor no los electrocutara, como lo hacía
generalmente en situaciones similares.- Resististe bastante bien los mimos.
Pikachu soltó un adorable chillido, como burlándose de que
aquello podía asemejar a cualquier caricia que había recibido de Misty o las demás
compañeras del azabache.
-Llegaron en el momento más oportuno muchachos.
-¿Sí? ¿Y eso porque?- Ash y Kaori se acercaron al castaño,
quién parecía ser bastante cercano a esa familia.
-Tú abuelo ha pedido que todos nos reunamos en la plaza del
pueblo, dice que nos informara de algo bastante importante.- El rostro de aquel
hombro adquirió seriedad.- Parecía bastante tenso, será mejor que vayas a verlo
Gary.
El joven investigador asintió, agradeciendo a su vecino por
el dato y esperó, que se alejara junto a los niños para hablar con sus
compañeros.- Creo que eso responde a nuestras dudas.
En una hora, el movimiento de los rocket sería de
conocimiento general en Pueblo Paleta.
Los tres jóvenes esperaban que los habitantes del lugar no
fueran presas del pánico, podrían trasmitir la información a otras ciudades y
provocar un gran caos regional.
Arruinando así los planes de cada ciudad y sobretodo, el
supuesto factor sorpresa que estaba a su favor.
-Realmente espero que Silver no haya abierto la boca.
Ash también esperaba lo mismo, no tenía palabras para
asegurar aquello salvo su instinto.
Por lo que era incapaz de tranquilizar al castaño.
-Bueno… creo lo mejor para todos es un pequeño descanso.- Ni
ella misma creía ser capaz de poder relajarse en su hogar, pero era necesario
que cada uno de ellos hablara con su familia.- ¿Nos vemos en una hora?
-Sí… supongo que es lo mejor.- Gary miró al azabache que
soltó un suspiro, haciéndole entender que estaba preocupado de la reacción de
su madre al verlo.- Tranquilo, estará radiante de felicidad al solo verte en
una pieza.
La castaña no tardó en reforzar las palabras del investigador.-
Eso es cierto, antes de partir pude ver lo preocupada que estaba por ti… no
seas cruel y deja de hacerla esperar.
-Es cierto.- Se rascó la nuca, gesto que hacía
instintivamente al encontrarse nervioso.- Pero no creo ser el único que será
atrapado en un abrazo de oso.
-Eso es cierto.- Comentó Kaori con una sonrisa nerviosa.
-Espero que mi abuelo se haya afeitado.- Los tres soltaron
una pequeña carcajada ante ese comentario.
-o-
-¿He?
-¿Pasa algo?
El joven entrenador miró a su compañero con confusión.-
Estoy seguro que escuché a alguien gritar.
El otro chico observó a sus alrededores y trató de encontrar
algo fuera de lo común pero no había nada.- Debes haberlo imaginado.
-Qué extraño… puedo asegurar que fue de un hombre.
-Seguramente el agotamiento te está haciendo delirar.- Con
una sonrisa y guiñándole un ojo agregó.- Vamos al centro pokémon, ha
sido un recorrido largo.
En silencio aquel entrenador siguió a su amigo.
Sin percatarse del hombre uniformado que se encontraba
paralizado entre los arbustos.
Estaba confundido pero pronto aquel sentimiento se convirtió
en terror cuando una figura había saltado desde las ramas de los árboles.
-Supongo que no fui clara ayer.- El miembro del equipo
rocket entró en pánico al identificar a su interceptor.- El próximo que esté
acechando a los visitantes de mi ciudad… tendrá un destino peor que la muerte.
Un kunai apuntaba su garganta, incluso si intentaba rogar
aquellas esporas le impedían soltar cualquier clase de palabra.
Janine tomó aquel hombre como si fuera una pluma, algo que
era difícil de asimilar si uno viera la figura de aquella joven ninja.
La líder de gimnasio de Ciudad Fucsia observó a su alrededor, tratando de detectar otro miembro de aquella organización.
Al no encontrar presencia alguna, desapareció del lugar de
un segundo a otro.
Aquel hombre no podía sentir alguna emoción que no fuera
miedo, al verse ahora dentro del gimnasio de la ciudad, rodeado de pokémon del
tipo veneno.
-Tú y yo, tendremos una larga charla.
-o-
-¡Ha vuelto el terror de todas las mujeres!- Exclamó el
investigador pokémon al entrar al laboratorio de su abuelo, pronto fue recibido
por el ayudante del lugar Tracey.
-Es buena verte en una pieza.
Gary fingió estar dolido ante esas palabras.- ¿Solamente
eso? Pensé que me recibirías con una fiesta o por lo menos con un pastel.
-Ni que fueras mi novia.
-Buen punto.- Se saludaron con un fuerte apretón de manos,
compartiendo una pequeña sonrisa y una mirada llena de confianza.- ¿Nada cambió
en mi ausencia?
-Algunos preguntaban por sus paraderos y era de esperarse,
es bastante extraño que los tres hayan decidido abandonar el pueblo en la misma
semana.
-Touche.- El castaño comenzó adentrarse en el
establecimiento seguido de Tracey.- Pero por otro lado, es normal que Ash o yo nos
quedemos por pocos días en el pueblo.
-Pero no Kaori…
Gary se encogió de hombros.- Eso sucedería tarde o temprano,
debes relajarte y no sobre pensar las cosas.
-Bueno es difícil, cuando todos a mí alrededor están
actuando extraño... incluyendo a mi novia.
El castaño le dedicó una pequeña mirada de simpatía a su
colega, debía sentirse bastante frustrante estar en su lugar y era totalmente
entendible, dejándolo afuera y no verlo como alguien capacitado para ayudarlos.
-Lo sabrás todo… en la siguiente hora.
Tracey soltó un suspiro, haciendo notar su frustración pero
decidió no presionar a su amigo.
-Debes estar cansando.
-Demasiado, siento que he estado años afuera del pueblo.
-No seas exagerado.
-Viejo… cuando te adentres en la cueva celeste sabrás de que
hablo.- Tracey iba a protestar pero el castaño agregó.- Además del imán de
problemas que es el idiota de Ash… ¿Cómo pudo soportar Misty tantos años junto a él?
El ayudante del profesor Oak tuvo que darle la razón al
castaño pero decidió no comentar nada.
Una de las razones por la cual fue tan fácil decidir
quedarse en el laboratorio, fue por el constante peligro que tuvo que
enfrentarse al viajar con el azabache y Misty.
Aunque por respeto a Ash nunca lo mencionaría.
Decidió no pensar en eso y con una pequeña sonrisa le
sugirió al castaño ir por unas cervezas.
-¡Eso es justo lo que necesitaba!
-Hace poco el profesor Oak compró una caja.- Comentó guiñando
el ojo izquierdo.- Ha estado ocupado durante un buen tiempo en un poema así
que…
Gary no necesitó oír más.
¡Era ahora o nunca!
-o-
-¡Estoy en casa!
Kaori no tardó en adentrarse en su cocina, como era de
esperarse su madre se encontraba ahí preparando el almuerzo.
-Hola amor.- Comentó mientras seguía pelando algunos
vegetales. Kaori no podía verla pero una enorme sonrisa había aparecido en el
rostro de su madre.- Ve y date un baño, aun faltarán unos minutos para que todo
esté listo.
La castaña asintió y con lo restante de su energía subió las
escaleras.- ¡No tardo!
-¡Tomate tu tiempo!
La madre de Kaori era una hermosa mujer de cabello dorado,
ojos color miel y generalmente vestía ropa hogareña.
Ahora resaltaba por el delantal que tenía la imagen de un
Ivysaur sonriendo, adoraba a la inicial de su hija y fue algo triste para la
madre, ver como el adorable pokémon se convirtió en un enorme Venusaur.
Pero la sonrisa de la castaña nunca había sido tan grande
como en ese momento, casi era idéntica a la sonrisa que llevaba al iniciar su
viaje pokémon.
Soltó un suspiro al escuchar como la calefacción se encendía, no
estaba a favor de que su hija recorriera nuevamente Kanto por su cuenta pero
sabía que era lo mejor para ella.
Fue difícil pero accedió.
La mujer llamada Fumiko bajó la potencia de la llama y dio
una pequeña mirada a la escalera.- Se le ve de buen humor.
Quería correr hacia ellas y llegar al baño cuanto antes.
Necesitaba escuchar cómo le había ido a su hija.
-Tranquila Fumiko, esperaste durante días… puedes seguir
haciéndolo por unas horas.
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Delia detuvo sus quehaceres al escuchar la puerta.
Quizás era el profesor con información sobre los muchachos y
no tardó en atender a su visitante.
-En un momento.- No fue capaz de ver el rostro de su
pokémon, que llevaba una pequeña sonrisa mientras barría la casa.- ¡!
La sorpresa invadió el rostro de la joven madre al
encontrarse cara a cara con el chico que le había arrebatado el sueño toda la semana.
-Estoy en casa…- Mencionó con algo de timidez, Pikachu
quería ser mimado por Delia pero era consciente de lo importante que era esta
reunión y rápidamente se adentró en la casa.
Quizás aprovecharía de comer algo de kétchup.
Ash se sintió nervioso al ver que su madre no reaccionaba.-
(Quizás se desmayó).
Cuanto estaba a punto de hablar fue interceptado por un
brusco agarre de su madre.
Delia acercó el rostro de su hijo al suyo, no tardó en ver
que Ash se encontraba desnutrido.
-No había mucha comida en el monte.- Respondió rápidamente
al sentir como su madre apretaba con más fuerza su rostro.- Además… tenía que
compartirla con mis pokémon.
Pero eso no parecía calmar a Delia.
-¿Quién te hizo esas heridas?
Más que pregunta parecía que exigía una respuesta y el
azabache, la conocía bastante bien para saber que no debía tardar en
responderle.
-Los pokémon del monte plateado.
-¿Ellos destrozaron tu ropa?
-¡Sí!
-¿Dónde está tú bufanda?
-¡En mi mochila junto al gorro de Dawn!
-¿Qué significan esas vendas?
-¡Me fracturé la mano derecha!
La mujer soltó un chillido de frustración para luego
aferrarse a su hijo.
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Dibujado por: Cadmo - Ray. |
-¡Eres un idiota!
-Lo siento…
-¡Eso no soluciona nada!
-Lo siento.
Con algo de torpeza correspondió el abrazo, pronto la
timidez y la inseguridad había abandonado su ser. Ahora solamente quería
disfrutar de la calidez que le otorgaba su madre.
-(Este calor… lo anhelaba tanto mientras estaba en el monte
plateado).- Con una sonrisa se acurrucó en su madre y le dijo lo mucho que
extrañó estar a su lado.
-Cuando todo esto acabe… estarás en graves problemas Ash
Ketchum.- Se apartó de él y sin ningún cuidado apartó las lágrimas que
recorrían su rostro.
Verla así le había dolido, quizás más de lo que el
imaginaba.
Se preguntó si su ausencia siempre la dejaba tan vulnerable
o solamente era por la batalla que se avecinaba.
-(Aunque sin importar la respuesta… mamá seguirá sintiéndose
así).- Trató de ocultar su tristeza pero fue imposible.- (Esta no será la
última, aun debo terminar lo que inicié en Kalos).
-Seguramente tendrás hambre.- Mr.Mime miraba la escena a lo
lejos, disfrutando del actuar de su ama que parecía avergonzada por su arrebato.-
Vamos, no quisiera que se desperdiciara.
Lo tomó de la mano y con algo de brusquedad lo hizo entrar a
la casa.
Ash solamente miraba la unión de sus manos, asegurándose de
que la siguiente promesa pudiera cumplirla sin importar el costo.
-(Arceus, Zygarde o cualquier divinidad que me escuche… por
favor, no quisiera lastimarla nunca más).
-o-
Escribir poemas siempre había calmado cada parte de su ser.
A lo largo de su vida había perdido a varios de sus seres
queridos, compañeros de batallas, amores y hasta sus propios hijos.
Antes de darse cuenta, ya no tendría a nadie de su época
para charlar de los viejos tiempos o de todo lo que le afectaba.
Por eso se había refugiado en los escritos, trasmitir esas
emociones que guardaba en lo más profundo de su ser.
Le dio una ojeada a su último trabajo, nuevamente utilizó a
los monstruos de bolsillo como metáforas pero entre letras fácilmente se podía
entender la historia oculta.
-Uno más en la lista.- Satisfecho guardó el pergamino en el
escritorio, utilizar su creatividad literaria lo dejaba exhausto y con una
pequeña sonrisa se dirigió a la cocina.- Creo que me merezco una cerveza bien
fría.
Se detuvo en la entrada al ver a su ayudante y especialmente
a su nieto sacando unas de sus cervezas.
Pronto las sonrisas en sus rostros se desvanecieron al notar
la presencia del anciano.
-¡Profesor!
-¡Hola abuelo!
Tracey se sobresaltó pero el castaño le sonrió con confianza
y el solamente pudo suspirar.
-Mientras se midan, saben que no hay problema.- Es más, el
anciano se molestaba más porque las sacaban a escondidas en vez de pedírselas a
él.- Pero nuevamente chicos, sería bueno que hablaran conmigo después de todo
son mis cervezas.
-Vamos, sabes que voy a devolvértelas.- Abrió la lata y no
tardó en darle un buen sorbo.- O simplemente puedes descontarlo del sueldo de
Tracey.
-¡Oye!
Fingió que lo pensaba por un momento.- ¿Sabes? Creo que es
una excelente idea.
-¿¡He!?
-Solo bromeo muchacho.- Soltó una carcajada al ver la cara
de su asistente.- Tienes el resto del día libre, disfrútalo como quieras.
El joven dibujante no tardó entender que el profesor quería
hablar a solas con su nieto y con un breve movimiento, se despidió de ambos y
se dirigió rápidamente hacia la salida.
Dejando que el silencio invadiera el lugar.
Solamente interrumpido por los sorbos que hacia el castaño a
propósito.
-¿Cómo estuvo el entrenamiento?- Gary no esperaba la
pregunta tan pronto, pero internamente agradecía que el fuera el que iniciara
la conversación.
-Intenso.- Mencionó mientras sacaba otra lata y se la
lanzaba a su abuelo.- Mientras viajaba por Johto pensé que no podía exigirle
más a mi equipo pero… estaba completamente equivocado.
El anciano asintió recordando la mirada de su nieto en ese
entonces, parecía insatisfecho con los resultados que había obtenido durante
ese año y no tenía ninguna pizca de emoción por participar en la liga.
-Es el problema que encuentran la mayoría de entrenadores en
sus viajes.- Samuel Oak lo sabía por experiencia propia.- Llegan a un punto que
el entrenamiento habitual no trae mejoras, haciendo creer que ese es el límite…
pero solamente están siendo vagos, aferrándose a esa excusa para no hacer
sacrificios en el camino.
-Touche…
-¿Lo disfrutaste?
Ambos se trasladaron al sofá del lugar, de vez en cuando le
daban un sorbo a sus cervezas y reanudaban la conversación.
-Me recordó a los viejos tiempos… cuando era divertido y no
lo hacía por obligación.
Y no era mentira, tuve que ser creativo contra esos pokémon
que habían hecho una especie de alianza en aquel lugar, teniendo una
sincronización que muchos entrenadores matarían por tener con sus respectivos
compañeros.
Le recordaba a los escasos enfrentamientos que tuvo en la
meseta añil.
Donde su fuego por los combates aún no se apagaba.
-¿Estás satisfecho?
Gary dirigió toda su atención a la lata que sostenía, sentía
que si encaraba a su abuelo podría ver a través de él y no quería que notara el
miedo que guardaba.
-No lo sé…
-Ya veo…- El anciano volteó hacia su nieto, pudo notar como
fruncía el ceño y no tardó en deducir que el mismo se había hecho esa pregunta
en más de una ocasión.- ¿Aún no superas esa derrota?
-¿Derrota?- Soltó una leve carcajada pero era totalmente
falsa.- Fue una paliza, ni siquiera al luchar contra Mewtwo me había sentido
tan humillado.
Le causaba algo de gracia que tanto el padre como el hijo
habían barrido el piso con él.
Aun sentía que recibía las patadas del pelirrojo y sobre todo, esas palabras que habían apuñalado su confianza.
No le parecía exagerado que varios entrenadores se hayan
retirado tras luchar contra Silver, él había experimentado en su propia piel
aquella desesperación.
-¡!- Se sobresaltó al sentir como su abuelo lo atraía hacia
él.- ¿Abuelo?
-¿Sabes lo que siempre me ha molestado de ti?- El castaño
parecía sorprendido ante esa pregunta pero su abuelo no le dio tiempo para articular palabra alguna.- Tu poca dedicación a las cosas.
-¿Qué?
-Lo que oíste.- Murmuró el anciano, se le veía molesto
quizás más de lo que Gary haya visto en toda su vida.- Tienes talento para
tantas cosas, destacaste desde el inicio como entrenador e investigador, pero al
primer obstáculos te derrumbas.
-No recuerdo haberte criado así…
Lo último pareció tocar un punto delicado para el castaño.-
Para decir eso, debiste criarme en primer lugar anciano.
-¿Oh? ¿Quién lo hizo entonces?- Se detuvo un momento para
darle un sorbo a su cerveza.- ¿Tú madre?
-Tks…
-Cometí errores, más con tu padre por supuesto.- Soltó un
suspiro, recordando el ceño fruncido que siempre acompañaba a su retoño hace
tantos años atrás.- Pero aun así, hice lo posible para apoyarte en todo lo que
hacías.
Gary cerró los ojos con fuerza, estaba dirigiendo su
frustración contra quién no la merece.- Lo siento… estoy siendo bastante
malagradecido.
-Descuida, esta situación es grave creo que todos nos
sentimos así.- Internamente estaba complacido con el castaño, aceptando cuando
estaba equivocado y disculpándose por su accionar.- Incluso yo peco de perder
los estribos… mira, tuve años para discriminarte por tu falta de dedicación y
lo hago ahora... un día antes de una peligrosa batalla.
-Mejor tarde que nunca supongo…- Su abuelo quería llegar a
algo y a pesar que quería comentarle que estaba equivocado, sentía que
terminaría perdiendo la discusión de todos modos.- Pero creo que tienes razón,
siento que en dos semanas recuperé mi instinto para los combates...
-Durante este tiempo te centraste en mantener a tus pokémon
en forma pero nunca empujaste más que eso.- El anciano le dio unas palmadas en
la espalda.- Y no es malo, tu profesión actual te limita demasiado y ya haces
más que la mayoría de tus colegas.
-¿Pero?- Preguntó con una pequeña sonrisa el castaño, provocando que su abuelo también sonriera.- Siempre hay un pero.
-Tienes talento como entrenador pero si eso no te apasiona
no hay problema, sin importar a lo que te dediques tendrás mi apoyo.- El anciano
apretó la lata y miró a su nieto con autoridad.- Pero quiero que des todo de
ti en lo que decidas hacer… hace tiempo que no te veo centrado en tus propios
proyectos, siento que cada vez que encuentres algo que supere tus capacidades
vas a abandonar.
Gary quería argumentar pero ¿Tenía una respuesta que dar?
Había algo de verdad en todo eso, de pequeño se rehusaba a
jugar al baseball junto al resto porque conocía su falta de habilidad bateando.
Y sus derrotas como entrenador… ¿Pudieron evitarse si
hubiera puesto más dedicación a su entrenamiento?
Pero no solamente como entrenador, como investigador inició
participando en trabajos bastantes prometedores, aprendiendo diferentes tipo de
evoluciones, habilidades y formas de los monstruos de bolsillos.
¿Y ahora?
Se mantuvo al margen, siendo un mero asistente para su
abuelo o para el profesor Rowan.
Solamente porque eso no lo estresaba tanto como sus antiguos
trabajos.
-Entrenar en la cueva celeste… ha sido lo más arriesgado que
he hecho en toda mi vida.- Había soltado eso inconscientemente, esta revelación
había golpeado bastante en su orgullo pero no comentó nada más.
Aun asimilaba que siempre había vivido a la segura.
Sin tomar ningún riesgo.
Huyendo de toda clase de peligro.
-Y ha sido un excelente inicio muchacho.- Samuel Oak le dio
una gran sonrisa a su nieto, haciéndole entender que estaba complacido por ese
movimiento.- No todos tienen el valor para quedarse durante una semana en esa
cueva.
Gary asintió pero eso
tampoco lo satisfacía.
No cambiaba nada ¿Verdad?
-Escucha chico… esto lo digo porque tu actuar será muy
importante para lo que se avecina.
Pudo ver en sus ojos miedo, negación, seguramente diciéndose
así mismo que eso no era cierto, que cierto azabache sería la salvación para
todos.
-El miedo es algo natural, no eres el único que debe
sentirse así…- Sacudió su desordenada cabellera y añadió.- Para superar tus limites primero debes saber
todas tus debilidades y sobretodo... enfrentarte aquel miedo, superar el fracaso
y siempre seguir intentándolo.
-Lamentarse no servirá de nada.- Murmuró el castaño con una
pequeña sonrisa, recordando la confrontación que había tenido con su antiguo
rival.- Quizás es tarde… pero lo intentaré, veré que tan lejos puedo llegar
así.
El anciano quería asegurarle que no estaría solo en esto,
que lo apoyaría como siempre había intentado pero… ¿Podría prometer eso cuando
ni el mismo sabía qué clase de papel tendría mañana?
-Abuelo… ¿Puedo
pedirte un favor?
-Claro muchacho… ¿De qué se trata?
El castaño se levantó del asintió y lanzó con una precisión
excelente la lata al papelero.- Quiero que los protejas… a todos los del pueblo
pero sobretodo...
La imagen de los chicos jugando con su Fearow invadió su
mente.
-Protege a los niños por favor… para dar todo de mí sin
ningún tipo de arrepentimiento.
Aquel veterano se mostró sorprendido por ver aquella mirada
tan determinada en su nieto, no había pizca de confianza u otra emoción,
simplemente voluntad.
La sorpresa se transformó en sonrisa y rápidamente lo tomó
de los hombros.- Cuenta con ello hijo.
-o-
-[¡Quiero salir!]
Lanzó varias esferas de energía pero pronto se desvanecían
en la nada.
Algunas explotaban pero sus ataques no provocan daño alguno.
-[¡ARGHHHHHHHHHHH!]
Rugió.
Trató de destruir el lugar con sus garras, con sus llamas y
sus bolas sombras.
Pero todo era inútil.
-[¡Voy a matarte Ketchum!]
BOOOM
-[¡No dejaré nada de ti! ¡Te haré suplicar por una muerte
rápida!]
PAAAM
BOOOM
-[¡Estoy harta de ver números!]
Aquella Banette levantó su brazo derecho, comenzando a
reunir una gran cantidad de energía oscura.
Creando una esfera que era diez veces mayor a su tamaño.
-[¡Quienes programaron esto también los llevaré al
infierno!]- Lanzó aquella enorme esfera, que había perdido la velocidad que
caracterizaba al ataque a cambio de un poder descomunal.
Sin embargo… la explosión solamente afecto a la propia
muñeca maldita.
BOOOM
Su estado actual contrarrestaba totalmente al confiado y burlesco
que tenía horas atrás.
La paciencia era una virtud, una que Juppeta jamás pudo
adquirir con el paso de los años.
-¿Y cómo hacerlo? Si
somos obsoletas.
-[¿Yo? ¿Obsoleta?]
-Mi error, estamos
rot…
-[¡No estoy
rota!]- Exclamó con todas sus fuerzas, frustrándose aún más al ver que todo el
ciber espacio se llenó de dígitos.
Los cuales estaban fuera de su comprensión.
¿Cuánto tiempo la tendrían aquí?
¿Hasta que todo terminara? ¿Se perdería de toda la
diversión?
-[¡Seré buena!]- Chilló pero lo único que cambió fue la
ausencia de números a su alrededor.- [¡Lo prometo, ayudaré! ¡Juró que no te
lastimaré!]
Absoluto silencio.
Sin tener control de sus emociones, volvió adquirir su forma
humanoide y se llevó rápidamente sus manos a la cabeza, tratando de silenciar a
cierta voz que se burlaba de ella.
-Eres patética ¿Ahora
ruegas por salir? ¿Dónde quedó la orgullosa muñeca?
Cierto... ¿Por qué se sentía tan desesperada?
Ni siquiera rogó cuando estaba a punto de ser asesinada por
los pokémon del azabache, pero el hecho de seguir en este lugar le aterraba.
-¿No lo sabes? ¡Jah!
¿Acaso no recuerdas lo familiar de la situación?
-[¿Dé que estás hablando?]- A diferencia de su tono jocoso,
lleno de odio o de alegría, estas palabras estaban llenas de miedo… al igual
que los ojos de aquel irregular ser.
-Tirada, sucia y
abandonada… por mucho tiempo.
-[¡!]- Recuerdos borrosos volvieron a su mente, los cuales
creía a ver perdido hace décadas atrás, donde no era más que una simple muñeca
de trapo. Una muñeca que había dejado de interesarle a su primera dueña.
Tirada en aquella calle, sin ser notada por nadie, ni
siquiera para poder terminar el trabajo.
Hasta que… unas pequeñas y delicadas manos la tomaron como
si se tratara de un valioso tesoro.
-¡Ya verás muñequita!
¡Con un baño y quedarás preciosa de nuevo!
Las palabras se ahogaron en su garganta, sus piernas
perdieron fuerza y pronto cayó junto a su voluntad.
-[Ash Ketchum me tendrá aquí… quizás para siempre].
Y ahí se reveló el miedo que pensó que ya no existía, el ser
olvidada, preferiría morir un montón de veces antes de que eso sucediera.
-[No… por favor… no quiero esto].
-Debiste pensarlo
antes de meterte con ese entrenador, te dio una oportunidad y te aseguraste de
que no volviera hacerlo.
Y con eso, Juppeta fue abandonada por su cargo de
consciencia.
Dejando solamente un cascarón roto.
-o-
-No hay nada como la comida de mamá.
Ash subió las escaleras de su hogar hasta llegar a su
habitación, seguía igual como la recordaba salvo la ausencia de las medallas
que consiguió en Unova.
Sacó una de sus poké ball liberando así a uno de sus pokémon
más poderosos.- ¿Has podido descansar?
La inicial de fuego asintió, pronto su atención se dirigió a
su alrededor.- [No había estado aquí antes].
-¿Sí? Bueno tampoco hay algo interesante que mostrar.-
Mientras hablaba, el azabache se acercó a su escritorio y encendió su antiguo
ordenador.- Solamente juguetes, ropa, posters, fotos y lo que he conseguido en
mis viajes.
Infernape pudo reconocer a varios pokémon originarios de
Kanto, la mayoría siendo pre-evoluciones de sus compañeros y otros que había
enfrentado en combate. También notó las medallas, un trofeo y un certificado
adornado por unos símbolos bañados en oro.
Ash por otra parte no tardó demostrar su frustración por el
pobre rendimiento de su pc, dando leves golpe al escritorio para poder distraerse un poco.
Pronto su visión se dirigió a seguir los movimientos de su
acompañante, que parecía bastante fascinada viendo fotos del pasado y probando
algunos de sus juguetes.
Acción que le pareció adorable.
Sus ojos volvieron a la pantalla del ordenador, aliviado de
que por fin pudiera acceder al sistema de almacenamiento.
No tardó en encontrar el "sprite" que pertenecía al único
pokémon que lo había obligado utilizar aquella función.
-¿Estas segura que es lo correcto?
Infernape no era ajena a las dudas de su entrenador y soltó
un pequeño suspiro antes de responderle.- [No… no creo que lo sea].
Ash la encaró, en silencio le exigía que fuera más clara con
sus respuestas y ella no tardó en captarlo.
-[Sé que no tiene sentido… pero realmente lo necesito,
quizás ella me sirva parar llegar a una respuesta].
La intensa mirada del azabache se ablandó de inmediato, no
sabía muchos detalles pero gracias a la sincronización pudo vivir en carne
propia algunos miedos y dudas de su pokémon.
Tal como ella sabía de los suyos hasta cierto punto.
-Te dejaré a cargo de ella.
-[Gracias Ash… realmente lo aprecio].
-No es…
-[En serio, realmente agradezco todo lo que has hecho por
mi].
El azabache se rascó la nuca avergonzado.- Vamos, no digas
ese tipo de cosas… sabes que les debo esto y más.
Infernape hizo una mueca ante esas palabras, pero decidió no
comentar sobre ese tema.
Ya tendrían tiempo suficiente para hablar y dejar en claro varias cosas.
-Si esto no te sirve… sabes que siempre podemos hablar, no
creo ayudar mucho pero…- Ash volvió a centrarse en la pantalla, bastó de presionar la opción "aceptar" y confirmar su identidad para que la poké ball de Juppeta se materialice.- Siempre puedes contar conmigo.
Antes de darse cuenta, su pokémon lo había abrazado por la
espalda y se apoyó en su cabeza.
Se quedaron en silencio por un tiempo, Ash disfrutó del
gesto y se sorprendía de que aquella llama no le molestara.
-[Un mal movimiento y la desintegro].- Tomó distancia con
una pequeña sonrisa, señalando con el pulgar la puerta.- [Tú tienes algo más
importante que tratar allá afuera].
Ash le dio una fugaz mirada a la ultra ball que se
encontraba en su escritorio, podía jurar que dentro del dispositivo se encontraba
Banette abrazando sus piernas.
Sin embargo, no sintió ninguna necesidad de confirmar lo que
había visto y si así fuera… no le importaba en lo más mínimo.
-Nos vemos en un rato.
-[¡Mucha suerte!]- Con una sonrisa se despidió del azabache,
que bajó con rapidez las escaleras hasta ser interceptado por su madre.- [Espero que todo salga bien…]
La sonrisa se desvaneció, con un rostro serio se acercó a la
esfera que estaba en el escritorio.
Pensando cautelosamente las palabras que le diría a esa
Banette.
-o-
Blaine no había perdido la costumbre del todo, en ocasiones
volvía a disfrazarse como antaño y recorría la isla con calma.
Como ahora, pero con un objetivo más complejo.
Por sus colegas, sabía que debía estar atento a cualquier
cambio en sus alrededores.
Por muy irrelevante que se viera.
No sabía si aliviarse al no encontrar nada fuera de lo
común.
Bueno… salvo lo último sucedido con los turistas, quienes no
podían entrar en Isla Canela por ciertos incidentes causados por algunos
temibles pokémon.
Al menos eso es lo que creía el público en general.
El mayor problema eran los turistas que se encontraban en la
isla desde antes.
Mencionaban que nunca habían escuchado problemas similares y
tampoco han visto un pokémon peligroso.
Y es ahí donde entraba él, utilizando varios de sus disfraces, se acercaba a la multitud para fortalecer estos rumores a lo largo de la isla.
Sabía que no sería suficiente, así que ordenó a sus propios pokémon que atemorizaran las isla.
Sabía que no sería suficiente, así que ordenó a sus propios pokémon que atemorizaran las isla.
-Estoy viejo para estas cosas.- Mencionó a la nada mientras
encendía un cigarro.- Quizás ya es tiempo de encontrar un sucesor.
Debía enseñarle todas las técnicas de fuego que conocía y
también adentrarlo al mundo de las adivinanzas.
Eso era lo más importante para Blaine.
-o-
El ambiente era tenso dentro de la plaza principal del
pueblo.
Y era más preocupante para Ash, que ya se estuviera
acostumbrando bastante a este tipo de ambientes.
Su atención se enfocó primero en los niños, quienes se
encontraban confundidos por las caras llenas de preocupación y cólera de sus
padres.
Otros simplemente parecían no entender la gravedad de la
situación y pronto comenzaron a jugar alrededor del lugar.
-Pikachu… vigílalos a una distancia moderada.- El roedor
asintió a la orden y antes de abandonar el hombro derecho de su entrenador,
depositó un pequeño beso para darle apoyo en su ausencia.- Gracias amigo.
Aunque el roedor no fue el único que estaba cuidando a los
niños, no tardó en detectar a cierto Umbreon que los vigilaba entre los
arbustos.
-(Era de esperarse de Gary).- La atención de Ash se enfocó en los pequeños que se aferraron a las piernas de sus padres, un gesto tan adorable que había sido impulsado por el miedo.
Su resentimiento hacia los rocket aumentó solamente al ver
la reacción de aquellos niños.
-Entonces… nos está diciendo que mañana seremos atacados por
los rocket.- Aquel hombre que se habían encontrado horas antes parecía
derrotado, reconociendo que en esta ocasión sería incapaz de proteger a su hija
del peligro.- Y no solamente nuestro pueblo, si no que toda la región.
-Y puede que también Johto.- Comentó con indiferencia cierto
castaño, su vista estaba más centrada en los niños jugando que en la reunión en sí.
Algunos adultos habían adquirido una tonalidad pálida en su
rostro.- El desaparecido líder de gimnasio más fuerte… Giovanni.
-Es el líder del
equipo rocket.- Terminó de decir una anciana, su rostro lleno de preocupación
al ver en tiempo real la habilidad de aquel entrenador.- Pero ¿Por qué nuestro
pueblo?
-Quizás sea por los datos que posee mi abuelo.- Volvió a
comentar el castaño, ahora centrándose en la anciana con una mirada de
simpatía.- Las pokédex, los pokémon iniciales, localización de ciertos
legendarios… razones hay varias.
-También han demostrado tener un interés por ciertos
entrenadores.- Continuó el profesor Oak guardando sus manos en los bolsillos de
su bata.- Pero más importante, quieren tomar el control completo de la región,
eso incluye cada ciudad y pueblo de Kanto.
![]() |
Dibujado por: Cadmo - Ray. |
Desde que el investigador más importante de la región habló,
Ash podía sentir que varias miradas se enfocaron en su persona, seguramente sus
vecinos ya habían relacionado que los rocket tenían algo de interés en él.
Su madre se acercó a él, quizás para brindarle apoyo o
quizás quería sentirse protegida a su lado.
Con gusto, el azabache tomó su mano en un agarre firme.
-¿Entonces qué haremos? ¿Pelear?
No hubo respuesta.
-¡Díganos profesor!
-Mmmm… quisiera decirles que pelear es la mejor opción pero
conozco nuestros límites.- El anciano los observó con un rostro severo.- Y no
tienen la culpa, nadie aquí la tiene… solamente fuimos involucrados en los
deseos de un hombre egoísta.
-Gary es fuerte.- Comentó un granjero con algo de
esperanza.- Kaori volvió a combatir y no olvidemos que Ash es capaz de
enfrentarse a legendarios.
-¡Cierto, nuestro Ash es de los mejores del país!
El azabache sonrío ligeramente conmovido por la impresión
que tenían sus vecinos de su habilidad.
Y no pudo evitar recordar cuando le habían hecho una fiesta
por quedar entre los dieciséis mejores de la liga añil. Todos parecían felices
de aquel logro e hicieron todo lo posible para que olvidara aquella humillante
derrota.
Fue similar en Johto y cuando se enteraron de la batalla de
la frontera, recibió felicitaciones de casi todos los habitantes del pueblo.
¿Iba a defraudarlos?
¡Por supuesto que no!
-¡Cuenten conmigo!- Exclamó, quizás con más energía de lo
que tenía pensado.- Me aseguraré de patear cada uno de sus traseros.
Vio unas pequeñas sonrisas en sus vecinos más cercanos,
incluso en los pequeños pero la mayoría seguía con un rostro preocupado.
-Y no estará solo.- Agregó Gary con su habitual sonrisa
llena de confianza.- Los tres hemos estado entrenando y luchando durante estos
días sin descanso… créanme, nunca creí que mis pokémon tuvieran la fuerza que
poseen luego de entrenar en la Cueva Celeste.
Ash soltó el agarre de su madre y dio un paso al frente,
seguido del castaño y de Kaori.- Y yo puedo decir con orgullo que sobreviví una
semana entera en el monte plateado.
-Quizás lo mío no sea tan espectacular como entrenar en esas
zonas.- La castaña hablaba con orgullo, sin sentirse inferior a sus dos
compañeros.- Ya me hice con ocho medallas en una semana.
Los habitantes de Pueblo Paleta miraban con sorpresa a los
tres entrenadores, muchos conocían a estos jóvenes desde que eran unos
chiquillos traviesos y ahora sin una pizca de miedo afirmaban que frenarían el
peligro que asechaba al pueblo.
-¿Una semana? Quién diría que nuestra Kaori tuviera tanto
potencial.
-Ignora eso, Gary sin ser entrenador salió ileso de la
Cueva Celeste.
-¿El monte plateado? Había oído que nadie salía vivo de
ese lugar.
-Eso explica el estado de su ropa… es lamentable.
-¿Eso no lo pone al mismo nivel de un campeón? ¡Increíble!
Los murmullos no tardaron en escucharse alrededor de los
entrenadores.
-Una semana es un record… no creo que alguien más haya
podido conseguir las medallas en tan poco tiempo.
-¡Gary! ¡Dicen que hay un monstruo viviendo en la cueva
celeste! ¿Es verdad?
-Creo que nos estamos desviando del tema.- Comentó con una
sonrisa el anciano, la comunidad tenía confianza en sus muchachos y eso le daba
vida a su viejo corazón.- Quisiera disculparme de antemano por no avisarles de estos acontecimientos, pero quería asegurarme que los esfuerzos de
estos jóvenes valiera la pena.
Todos vieron la vestimenta del azabache y no pudieron
reprochar.
-Aun así… ¿Solo ustedes tres?- Comentó preocupada una
anciana, quién años atrás regañaba a estos entrenadores por pisar su jardín.-
Es una locura…
-Eso es cierto.- Exclamó un joven que no pasaba los doce
años.- ¡Yo también soy entrenador! ¡Puedo ayudar!
Unos entrenadores novatos pronto se unieron.- ¡Cierto,
podemos proteger sus espaldas!
El padre de familia tomó la poké ball de su Machoke, sentía
que su pokémon lo observaba con serenidad esperando su decisión.- Tks… ¡Es
imposible que me haga llamar hombre si no los acompaño!
Tras ese rugido otros hombres fueron empujados por la
voluntad de los entrenadores.- Habré fallado como entrenador en el pasado… pero
no le fallaré a mi pueblo.
Fumiko quería reprochar, gritar en frente de todos que su
hija no estaba lista para enfrentar algo así.
Pero… vio esos ojos llenos de vida.
Esa pequeña sonrisa y las pequeñas miradas que le dirigía a
sus compañeros.
Atesorando cada segundo de esto.
¿Cuándo había empezado a sonreír así?
¿Por qué se lo había perdido?
Sacó la poké ball de su pokémon, su Butterfree le hacía
entender que debía apoyar a su hija.
Era momento de abandonar el nido.
-(¡No es justo!)- Pensó la hermosa madre antes de acercarse
a los dos amigos de su hija.- ¡Más les vale protegerla!
-¡Mamá!
Ash había sido tomado por sorpresa pero al ver los ojos
cristalinos de su vecina, no tardó en responderle con aquella voluntad que
parecía a ver noqueado todas sus inseguridades.- Cuente conmigo señorita
Fumiko.
Gary solamente guiñó el ojo.- Quizás ella nos proteja a
nosotros.
-Bueno… no sé tú Delia, pero yo no puedo quedarme de brazos
cruzados.- La mencionada miraba curiosa a su amiga que se acercaba a ella con
un adorable puchero.- Voy hacer lo posible para proteger a mi hija.
-¡Mamá no!
Delia solamente sonrío.- Bueno… Ash tiene pokémon de sobra,
tú, yo y los demás podríamos hacer la diferencia con ellos.
Gary miraba divertido como todos parecían estar de acuerdo
con Delia.
Y el azabache pronto se unió a las protestas de Kaori.-
¡Mamá no!
-o-
-¡Ya verás maldito!
Silver esquivó el golpe sin mucho esfuerzo, al igual como
los que siguieron a continuación.
PAAAM
No tardó en conectar una perfecta contra y sin perder
tiempo, tomó a su oponente de su uniforme y lo lanzó hacia la pared.
-Sin pokémon no son nada.- Comentó el pelirrojo secándose el
sudor de su frente, le dedicó una fugaz mirada a los otros dos sujetos que
tuvieron la osadía de desafiarlo.
Ni siquiera tenían la energía para levantarse.
-Apenas sirven para calentamiento.- Comentó con
indiferencia, alejándose del campo de batalla ignorando las amenazas que
soltaban aquellos agotados soldados.- (Y como siempre… son solo boca).
Hubo un lejano tiempo donde solo ver la letra “R” le daba
pavor. Donde un solo miembro de los rocket, lo hacía correr hasta derramar cada
gota de su energía.
Y ahora, podía ver claramente lo poco que valían como
entrenadores, combatientes y hasta como seres vivos.
Ni siquiera requería de sus pokémon para hacerle frente a
esos enclenques, la mayoría comprendió rápidamente que aquel joven los había superado
hace mucho tiempo.
Algo totalmente normal, con todo lo que había pasado para
poder hacerse con un lugar en esta horrenda organización.
Al estar enfocado en esa conclusión, no se dio cuenta que
algunos “colegas” lo estaban esperando en el pasillo que llevaba a la oficina
de Giovanni.
-Y como siempre, nuestro querido Silver nos entrega un
espectáculo.- Comentó una joven con diversión, deleitándose del malestar que
provocaba su presencia en el pelirrojo.- El jefe no estará muy complacido de
que estés noqueando a nuestros compañeros.
El entrenador solamente la miró en silencio por unos
segundos para luego retomar su camino.
-¿Oh? ¿No soy lo suficientemente buena para que me dirijas la palabra?
-Cierra la boca Katherine.- Silver no pudo caminar ya que un
enorme y robusto brazo se interpuso en su camino.- Tks… ¿Tú también?
Frente a él, se posicionó un hombre calvo de complexión
robusta, era bastante alto lo que lo hacía diferenciarse fácilmente del resto.
Eso y que su uniforme consistía en la típica ropa utilizada
por los motociclistas de la zona, solamente que su chaqueta llevaba la
icónica “R” de la organización.
-¡Ni siquiera deberías estar aquí! ¡Todos sabemos de tu
escenita en Ciudad Azafrán!
-¿Eso es relevante?- Su falta de interés frustró más al robusto
hombre, que era conocido por todos en la organización por su corto temperamento.
-¡Pusiste en peligro el movimiento de la organización!
-Aja… Si quieres una pelea no necesitas usar esa excusa para
tenerla.- Silver le dedicó una fría mirada, la cual contrastaba con la ira que
mostraba aquel sujeto.- Pero no me hago responsable si no vuelves a respirar.
-¡Bastardo!- Sin embargo antes que pudiera lanzar su
puñetazo, Katherine lo había neutralizado con su Dusclops.
-Querido Colby, habíamos acordado que nada de peleas hasta
que finalizara la misión ¿Recuerdas?
El pelirrojo no pudo evitar admirar el veloz actuar de la
chica.
Al no poseer un cuerpo físico, las manos de Dusclops no
tenían límites para su movilidad y salieron disparadas hacia Colby, en un abrir
y cerrar de ojos.
Este último trato de liberarse pero le fue imposible y
lentamente su furia se desvaneció.
-Tks… lo entiendo, suéltame de una vez.
-Dusclops.- El pokémon fantasma captó la orden y liberó a su
prisionero, antes de regresar a su poké ball su ojo se enfocó en el pelirrojo
que no parecía intimidarse ante él.- ¿Oh? ¡Creo que le gustas a mi pokémon!
-Como si me importase.
Katherine utilizaba el uniforme masculino de la
organización, le era más cómodo para usar sobre todo si estaba en medio de un
combate. Sus ojos tenían una tonalidad purpura, siendo bastantes
atrapantes y atractivos si se agregaba la supuesta inocencia en su rostro.
Aunque el nuevo estilo de la chica había desconcertado
levemente al pelirrojo, su cabello blanco había vuelto a su color natural; el
negro y había ordenado su larga cabellera gracias a una coleta que llegaba hasta su
espalda.
Para terminar, solamente dejaba visible su ojo izquierdo, ya
que el derecho se ocultaba detrás de un largo mechón que se había dejado.
-Supongo que te importa más mi nuevo estilo.- Mencionó
divertida y esta vez el pelirrojo no vio razón para mentirle.
-Te queda bien.- Al notar que Colby se había recuperado y
que otro tipo se acercaba a él, decidió terminar con esta charla cuanto antes.-
¿Vas a decirme la razón de tu acoso?
-Acosar es una palabra muy fea.
-Katherine… no hagas esto más irritante.
-Aguafiestas.
-(Por fin alguien con sentido común).- Silver no tardó en
reconocer al último sujeto, era un soldado que recientemente había ascendido a
comandante y muchos hablaban de su gran habilidad en batalla.- Mike ¿Verdad?
El mencionado asintió con un rostro sereno, era un adulto
joven de complexión delgada, llevaba una pequeña barba, ojos grises y cabello
corto de tonalidad negra, el cual cubría con la gorra del uniforme.
-El jefe está atendiendo unos asuntos importantes en este
momento.- El recién llegado se apoyó en la pared más cercana y luego añadió.-
Nos ordenó vigilar su oficina para evitar cualquier interrupción.
![]() |
Dibujado por: Shiki Gold (Maelo19). |
Estaba a punto de retirarse del lugar pero Katherine lo
detuvo.- ¿Por qué no te quedas con nosotros?
-¿Razón?
-Fuimos asignados al mismo lugar.- Aquello captó la atención
de Silver, lo que motivó a la chica a continuar.- Quisiera saber más detalles
sobre el entrenador que fue capaz de derrotar a tres legendarios en el mismo
combate.
-¿Ash Ketchum?
Los demás fruncieron el ceño ante ese nombre, no lo
admitirían jamás pero se estremecieron ante las grabaciones que tenían como
protagonista a ese entrenador.
Quizás era igual o más fuerte que el pelirrojo y eso les
inquietaba bastante.
-Puedo dar algunos detalles.- Silver se acercó a los
supuestos compañeros que tendría al día siguiente.- Aunque claro… quisiera
tener algo a cambio.
Antes que la chica pudiera dar un comentario coqueto el
pelirrojo continuó.- Quisiera información sobre todos los que se dirigirán a
Pueblo Paleta.
-Suena justo.- Comentó la chica, ignoró a los soldados de
bajo nivel y se centró en los que tenían una habilidad decente, comandantes y
sobre todo tenientes.
Silver frunció el ceño, quizás Giovanni estaba tomando más
medidas contra el azabache de las que imaginaba.
-o-
Había sido complicado pero habían logrado convencer a la
gente del pueblo para quedarse al margen.
Su garganta se había secado por la gran cantidad de palabras
que había soltado, desde agradecimientos, ordenes, insultos y más importante…
promesas.
Aun así, los habitantes del pueblo fueron participantes
activos en ciertos planes.
El primero y más importante: Encontrar una zona segura.
Debía ser alrededor del pueblo pero que estuviera lo
suficientemente oculta y alejada de cualquier tipo de civilización.
Eso incluía a los propios monstruos de bolsillo.
Los pokémon que vivían afueras del pueblo no destacaban por
ser fuertes, bastaría con la unión de los entrenadores novatos para hacerles
frente.
Pero esas batallas podrían llamar la atención de los rocket.
Sus vecinos dieron buenas sugerencias, aquellas zonas fueron
investigadas por algunos de sus pokémon para asegurarse que estuvieran inhabilitadas.
Pidgeot encontró la zona más segura en poco tiempo y Ash, sonreía al ver que gracias al aporte de todos, estaban solucionando
ciertas cosas con bastante eficacia.
El segundo objetivo: Llevar a todos los habitantes a esa
zona.
Aquel lugar silvestre, estaba a cuarenta minutos del pueblo
caminando.
Tiempo suficiente para neutralizar e incluso derrotar a los
rocket.
El problema radicaba en llevarlos a todos, sin llamar la
atención.
¿Volar? No contaban con los suficientes pokémon con esa habilidad, así que sería un proceso tedioso.
Y el hacer viajes seguidos no agotaría a Pidgeot, Charizard
y al resto pero llamarían la atención tarde o temprano.
Hacerse paso por la ruta 1 era incluso peor.
¿Qué opción le quedaba?
La inspiración llegó al azabache, al ver a su Gabite molestando
a la pobre Sandslash de Kaori.
-Bajo tierra.- Soltó de pronto con una pequeña sonrisa y no
tardó en explicar su plan.
Plan que no tardó en ser apoyado por los Oak, quienes
conocían perfectamente la capacidad de ciertos pokémon para crear túneles casi
indestructibles.
Su Steelix poseía gran fuerza, la cual fue potenciada
gracias al entrenamiento que le había otorgado. La serpiente de acero solo necesitó de algunos minutos para
crear un túnel que conectaba al pueblo con aquella zona.
Gabite y Sandslash reforzaban el túnel, también se
aseguraron de que a los alrededores no hubieran pokémon como Onix o Dugtrio,
quienes eran conocidos por ser muy territoriales.
El túnel se hizo en el patio del laboratorio del profesor
Oak, era la parte más alejada del pueblo y desde aquella posición era imposible que los invasores lo notaran.
Los niños miraban maravillados como cierto dragón formaba
las escaleras, mientras los pokémon de fuego iluminaban aquel oscuro lugar
gracias a la creación de antorchas.
Habían solucionado lo que más le preocupaba y con eso, el
alivio inundó los corazones de los entrenadores y del profesor Oak.
Sus vecinos juraron que mantendrían a todos seguros,
especialmente a los niños y ancianos.
El ver tanto apoyo lo había conmovido.
Cuando sucedió lo de Kalos… estaba solo.
La gente estaba bastante confundida y asustada para hacer
algo.
Normalmente eran atacados en medio de una ruta, cuando nadie
podía notar que cuatros jóvenes estaban en peligro.
Y sin ánimos de ofender… él era el único capacitado de su
grupo para enfrentar al equipo Flare.
Pero se vio superado en más de una ocasión y no tardaron en
buscar cualquier tipo de ayuda. No importaba en que ciudad o pueblo llegaran…
la respuesta era la misma.
Y cuando volvieron a encontrarse con la campeona de Kalos.
Ash nunca había perdido el respeto por alguien tan rápido
como lo hizo con Diantha.
Un entrenador novato, una enfermera y una aldea de ninjas.
Ese fue el único apoyo que recibió y fue lo suficiente para
casi derrotar a Lysandre.
Casi…
Entonces… ¿Por qué ahora es diferente?
¿Se debía a que también era un habitante de aquel pueblo?
¿Por qué ahora imponía respeto?
O… ¿Simplemente porque ellos si comprendían la gravedad del
asunto?
Quizás eran todas a la vez.
Pueblo Paleta era unido, todos se conocían y habían sido
parte de la vida del resto de alguna manera u otra.
Había un cariño sincero por la comunidad.
Querían protegerla, querían protegerse y querían protegerlo.
-No puedo… no podemos defraudarlos.- No estaba solo, era
algo que el azabache sabía muy bien pero tampoco puede sacarse de la mente que
estos sucesos se deben a su intervención.- (Aun así… esta batalla no gira en
torno a mí).
Aunque aquella carga jamás se iba a desenlazar de sus
hombros. Se sentía afortunado de contar con personas que lo acompañaban a
sobrellevar esta servidumbre.
-(Kaori, Gary, Misty, Tracey, profesor).- Su mente también
recordó sus leves encuentros con los líderes de gimnasio de la región, quienes
no dudaron en entregarle ciertos movimientos para utilizar en la batalla.-
(Clair me ayudó bastante a mejorar antes de subir al monte… seguramente no lo
hubiera logrado sin ella).
Debían ganar, todos… cada uno de ellos tendría que estar a
salvo al final de la batalla.
Pero no podía estar para todos; Brock debía proteger a su
familia por su cuenta, Misty a su ciudad, igual que Sabrina y el resto de
líderes de gimnasio.
El profesor aun poseía habilidad suficiente para derrotar a
entrenadores que no superan a la media.
Además que contaría con el apoyo de los
demás entrenadores del pueblo.
-(Si… de ellos no me debería preocupar).- La gente estaría a salvo, poco probable que fueran localizados por un miembro de alto rango.
La gente poco a poco volvió a sus respectivos hogares, yendo
a preparar todo lo necesario para mañana abandonar el pueblo a primera hora.
Tanto su madre como la de Kaori hicieron lo mismo, dejando
una advertencia de no quedarse hasta tarde creando estrategias.
-Bueno… salió mejor de lo que esperaba.- Comentó el castaño
mientras observaba las madres de sus amigos partir.- No hubo arrebatos de madre
sobreprotectoras o algo similar.
-Pues… lo hubo, pero me aseguré de decirle antes para que no
me hiciera una escena en público.- Comentó la chica del grupo con una sonrisa,
aunque esta solamente reflejaba tristeza.- De ser así… dudo que hubiera podido
expresar lo que le dije en casa.
El castaño hizo una mueca, Tracey se mantuvo en silencio y
el anciano decidió no interferir al ver que Ash se acercaba a la castaña.
-¿Fue duro?
-Bastante... es un tema que aún me es complicado de sacar.-
Kaori bajó la mirada, trató de restarle importancia a lo que ella misma decía
pero su mente le recordó la confrontación que había tenido con su madre.
Ver a su madre con un rostro tan dolido le rompía el
corazón.
Ash no dijo nada, no tenía palabras adecuadas que decirle y
por un momento se preguntó si realmente existían tales palabras.
Quizás no era mucho, pero el azabache tomó una de sus manos,
tratando de trasmitirle apoyo, algo que todos necesitaban en este momento.
La castaña levantó la mirada, enfocándose en la unión de sus
manos para luego encarar al azabache.
Encontrándose con una pequeña sonrisa que terminó
contagiándola sin comprender la razón.
Tracey no siendo ajeno al momento entre ambos entrenadores
decidió darles espacio.- Bueno… ¿Por qué no llevamos nuestra conversación al
laboratorio?
-Buena idea… de todas maneras, mis piernas necesitan
descansar.- El castaño le dio una mirada a su abuelo, que no parecía querer
moverse aún.- ¿Abuelo?
-En un momento muchacho… necesito hablar de algo con Ash.
Aquello no pasó desapercibido por los entrenadores, el azabache soltó a Kaori
para acercarse al profesor.- ¿Qué sucede profesor?
-No nos tomará mucho tiempo… pueden esperarnos en el
laboratorio.- Ambos castaños intercambiaron miradas, tenían curiosidad pero
decidieron respetar la decisión del anciano y a paso lento comenzaron a alejarse
del lugar.
-¿Realmente era necesario?- Si se trataba de Giovanni, Ash
no veía la razón para excluir a los demás, después de todo los tres podrían
terminar combatiendo contra el líder de la organización y toda información
sobre Giovanni podría ser crucial para vencer.- Ellos son parte de todo esto.
-Esto es algo más personal… después de todo, esa persona
solamente tiene interés en ti.
Dos emociones luchaban para tener el dominio en el azabache.
Por una parte estaba la confusión, lo que lo llevaba a
sentir curiosidad por la persona que se había contactado con el profesor.
Pero también le molestaba, no era el momento adecuado para
poder charlar de temas que no estuvieran relacionados con los rocket.
Aquel malestar aumentó al darse cuenta que incluso había
evitado a sus amigas, todo con tal de no distraerse de lo más importante.
Ya lidiar con Juppeta era bastante estresante para el
azabache.
-No quiero sonar grosero profesor… pero no importa el
estatus de aquella persona o si se trata de alguien cercano.- Trató de ser
directo y honesto.- No es el momento para atender a esa persona.
A pesar de la mirada severa del anciano, este quedó satisfecho
con la respuesta del joven ya que daba a entender lo comprometido que estaba
con la situación actual.
Pero aun así… le había prometido a su alumno que al menos le
entregaría aquella petición al azabache.
-El profesor Elm se contactó conmigo está mañana, quería
hablar contigo sobre el hijo de Giovanni.
Aquello no lo veía venir.
-Me pidió que apenas llegaras te contactaras con él.
Su rostro fue envuelto por la sorpresa, no esperaba que
alguien como el profesor de Pueblo Primavera quisiera contactarse con él.
Especialmente para hablar de Silver.
Ash lo pensó detenidamente, no sería difícil que Elm
conociera al pelirrojo cuando era el encargado de entregar los iniciales de
Johto a los nuevos entrenadores.
Posiblemente el Feraligatr de Silver había sido obsequiado
por Elm.
-(Pero… un investigador pokémon, no gastaría su tiempo en
hablar de cualquier entrenador que haya pasado por su laboratorio).- Ash
suponía que ambos tuvieron varios encuentros, hasta desarrollar una relación de
confianza, respeto o interés mutuo.
No sería descabellado, incluso entre sus rivales como Paul y
Trip, llegaban a mostrar gran respeto por ciertas figuras famosas.
Generalmente sacaban de quicio a sus compañeros o a él, pero
ante campeones o investigadores pokémon… sus rivales lograban actuar con una
pizca de amabilidad.
Elm era torpe, olvidadizo y normalmente se metía en
problemas pero era un hombre con un gran corazón.
Incluso con sus defectos, era bastante aplicado a su trabajo
y fue quién descubrió la mayoría de los pokémon “bebés”.
Quizás sabía una o dos cosas de Silver.
Pero…
-¿Cree que realmente es necesario? Estamos algo cortos de
tiempo…
Y era cierto, en tres horas anochecería y con ello daba
inicio al movimiento de Giovanni.
No sabrían si atacarían durante la noche, la madrugada o en
la mañana.
Así que… ¿Por qué dedicar lo restante de este día en hablar
sobre Silver?
El pelirrojo ya invadía bastante su mente con los dos
enfrentamientos que tuvieron y por el daño que le causó a sus antiguos rivales.
-Pienso lo mismo pero al verlo… no pude decirle que no.- El
anciano suspiró, no quería agregar más problemas al azabache pero sentía que
era necesario.- Quizás sea clave para saber qué hacer con ese chico.
-…
-Supongo que también has pensado en eso ¿No?
-Si… esa batalla no terminará solamente debilitando a sus
pokémon, debo ir más allá.
Tras una breve mirada, ambos se dirigieron al laboratorio.
-o-
-Bueno… los dejaré a solas.
-No es necesario
profesor, siento que usted también debería escuchar toda la historia.
-Ya oí suficiente y al final, no soy quién se enfrentará a
ese chico.- El anciano le dio una severa mirada a su antiguo discípulo.- Y si
no te has percatado, el tiempo está en nuestra contra así que trata de ser lo
más directo posible.
-S-si…
Tras darles unas palmadas al azabache, el anciano abandonó
la habitación.
Seguramente para ayudar a su nieto en la creación de
estrategias.
Y Ash quería estar presente en la charla, necesitaba saber
todas las zonas, por las que sus enemigos podrían atacar.
-(La ruta 1 sería el lugar más obvio… conecta directamente
con Ciudad Verde).- Ash también tenía en cuenta la posibilidad de ser atacados
por la retaguardia.- (La ruta 21 da con Isla Canela… Blaine la tiene bastante
complicada ¿Debería enviar algunos de mis pokémon como apoyo?)
Sus pokémon de agua y planta eran la mejor opción, estaba seguro
que usarían pokémon del tipo tierra, roca y agua para poder neutralizar al líder de gimnasio.
-(Si mi memoria no me falla… la isla es enorme, si Blaine
mantuvo el gimnasio oculto significa que no habrá ningún entrenador a su
alrededor).- Realmente esperaba que el anciano haya dejado ese hábito atrás,
podría ser el causante de su propia caída.- (El problema sería la distancia,
Wartortle y Buizel no tendrán problemas pero… no pueden llevarse a Bayleef y a
los demás con ellos).
Aquel pensamiento lo llevó a otro… su arsenal.
¿Qué pokémon usaría para la batalla?
Al principio tenía pensado a tener a todos listo para
combatir, sus pokémon se habían acostumbrado a luchar con varios enemigos a la
vez gracias a su estadía en el monte plateado, por lo que, los del equipo rocket
no dudarían mucho.
Pero luego estaba Silver… y quizás Giovanni.
Era poco probable el último, ya que salir a la luz lo haría
vulnerable ante ciertos entrenadores.
Lance lo haría papilla en un combate individual y
seguramente Giovanni estaba al tanto de eso.
Aun así… ¿Qué pasaría si llegara a Pueblo Paleta?
La familia de Giovanni había creado la MT “terremoto”, aquel
ataque conocido por su destreza y efectividad contra la mayoría de pokémon.
Pero más temible aún, habían creado uno de los tres
movimientos letales… fisura.
Sus pokémon podrían ser presas fáciles de ese ataque, seguramente serían
tomados por sorpresa.
-(Su Rhyperior también debe tener roca afilada… Pidgeot y
sobretodo Charizard serían muy vulnerables a ese bastardo).
-¿Ash?
-(No quisiera depender de la sincronización… un golpe puede
dejarme fuera de combate en un instante).- Se estremeció al recordar las veces
que Greninja fue alcanzado por los ataques del Charizard de Alain, cada golpe
pudo sentirlo en lo más profundo de su ser… llevándose algunas costillas, huesos
y en más de una ocasión, su suerte lo salvó de sufrir daño cerebral.- (Que va…
Giovanni y Silver no serán tan blandos como el bastardo de Alain ¡Seguramente
me matarán!).
-Ash… ¿Estás bien?
-(Usaré la sincronización solamente si es necesaria… no
quiero volver a depender de ella como me sucedió en Kalos).
Ash frunció el ceño al darse cuenta que no estaba seguro de
quién utilizar contra Silver y mucho menos contra Giovanni.
-(Charizard y Pidgeot son mis pokémon más fuertes pero es
arriesgado utilizarlos contra Giovanni).- Ash también tomó en cuenta la
experiencia de Silver contra sus dos pokémon.- (Nidoking luchó contra ambos y
se adaptó rápidamente a sus estilos).
Era mejor utilizar a pokémon que estuvieran en su etapa
final, quienes destacaban por resistir una gran cantidad de daño y de poder combatir por horas.
Claro no olvidaba a Pikachu, quién parecía querer terminar
el breve encuentro que tuvo con Sneasel.
Pero contra Giovanni… ¿Qué podría hacer su mejor amigo?
-(Sceptile, Glalie, Kingler, Steelix, Snorlax, Ivysaur y
Wartortle son buenas opciones).- Bayleef también era una buena opción, sobre
todo si utilizaba cierto objeto que encontró en el monte plateado.- (Mierda…
también tengo que tener en cuenta que pokémon usará Gary, quizás entre ambos
podemos crear una buena combinación).
También estaba el Venusaur de Kaori, quién parecía tener un
gran dominio sobre el movimiento planta feroz.
-(Kaori posee cinco pokémon… debería prestarle uno pero
¿Cuál?)
Uno de sus Tauros, un pokémon acuático o también Fearow.
-¡Ash!
-¿?- El entrenador se había ido por las ramas, olvidándose
incluso del porque no estaba creando estrategias con los demás en primer
lugar.- Oh… Disculpe profesor, estaba pensando en que pokémon usaría y el papel
que tendrían.
-…Y-ya veo.
-(Okey, esto es incómodo).- El azabache trató de captar la
atención del profesor, quién por los nervios bajó la mirada.- El profesor Oak
me dijo que quería hablar de Silver.
El adulto suspiró al escuchar el nombre del pelirrojo, el
profesor Oak ya le había contado de los encuentros entre Ash y Silver pero aun
así, esperaba poder convencer a ambos chicos de no luchar entre sí.
-(Si tan solo pudiera contactarme con Silver).- Sus
esperanzas se destruían frente a él, esperaba poder llegar a un acuerdo con el
azabache pero por la mirada que estaba entregado no sería nada fácil.- Pues
verás… alguien me envió la grabación de su batalla.
-¿Quién?
-Un conocido, podría decir que es bastante cercano a Silver.
-¿Su padre?- Elm negó de inmediato, tranquilizando de
inmediato al entrenador.- (Por lo menos…)
-Esa persona es lo más cercana a una madre para Silver.
Ash arqueó una ceja ante ese último, no encontraba una
verdadera razón para que Elm mencionara un dato como ese..
¿Quería hacerle entender que su enemigo tenía seres
queridos?
-(Como si eso cambiara algo).- Pensó con burla, una pequeña
parte de él se había estremecido ante ese pensamiento pero lo ignoró.- (Nada
cambia, el daño que hizo seguirá en los pokémon de Ritchie, de Harrison y en
Tyson).
También estaba el Rattata que había sido asesinado frente a
sus ojos, solamente para que Kabutops pudiera seguir combatiendo.
Sacrificar una vida… con tal de seguir causando daño.
Solo pensarlo le asqueaba y la ira volvía a él.
-Profesor… ¿Puede ir al grano por favor?
-Ash… sé que te parecerá absurdo pero Silver es un buen
chico.
-Ya…
-Solamente está mal encaminado, todo el odio que lleva lo ha
cegado… ni siquiera es capaz de ver que está yendo por un camino sin salida.
-…
-Peor que eso… recorre un camino totalmente auto-destructivo,
donde solamente encontrará una cosa.
Ash no dijo nada pero le tomó sorpresa ver la mirada llena
de lastima del profesor.
-La muerte…
La mirada del entrenador se endureció, a pesar de sus
últimas experiencias aquella palabra seguía poniendo sus pelos de punta.
Kalos.
Lysandre.
Silver.
El monte plateado.
Juppeta.
-Profesor… ¿Usted le dio su inicial a Silver?
No hubo respuestas por unos segundos, quiso ser sutil pero
quería saber más de Silver antes de su batalla en donde…
En donde…
Ash frunció el ceño.
-(El profesor tiene razón… quizás hablar con el señor Elm
sea clave para tomar una decisión).
-Pues verás…
-o-
-¡Suerte Silver!
-Tks…- El pelirrojo se ahorró el comentario hiriente, por
muy irritante que fuera Katherine, le había entregado información bastante
valiosa y podría hacerse una idea del control que tenía su padre sobre ciertos
inconvenientes.
Ya pensaría en eso.
Ahora lo importante era confrontar a su padre.
-Pensé que Sird había sido clara en su llamada.
Silver frunció el ceño pero no respondió, le molestó que
dijera tales palabras sin dedicarle algún tipo de mirada.
¿Ni siquiera era digno de su desprecio?
Silencio.
Tras esas palabras ignoró por completo su presencia.
O eso creía hasta que Giovanni volvió hablar.
-Tienes hasta el final del día para abandonar la ciudad.- Su
mirada seguía en la computadora portátil.- De lo contrario, serás considerado
un objetivo por mis hombres.
-¿Oh? ¿Es así?
-¿Qué esperabas? ¿Ser recompensado por actuar en mí contra?
-Estás exageran…
El líder de gimnasio giró su computadora, mostrándole a su
hijo el vídeo que se había viralizado el día anterior.
Pero Silver se enfocó en la mirada de su padre, la mirada
fría y calculadora seguía ahí pero también pudo detectar algo más en aquellos
ojos.
Cólera.
-Mira esos ojos.- Había subido ligeramente el tono,
seguramente pocos hubieran notado aquel cambio en la voz de Giovanni.- Esos
ojos no son los de un entrenador, son los de alguien dispuesto a matar.
Silver se mantuvo en silencio, observando detenidamente cada
movimiento y expresión del hombre que le había dado la vida.
-¡Esa mirada no existía hace una semana!
Nuevamente no recibió respuesta, cosa que lo molestó aun
más.
Silver pensó en contradecirlo, aquella mirada ya estaba
dentro del azabache cuando combatieron en la ruta 5.
Pero… ¿Por qué hacerlo?
Que su padre pensará en Ash como una amenaza podría
beneficiarle.
-¿Ese era tu objetivo? ¿Fortalecerlo? ¿Alertar a los líderes
de gimnasio?
-Suena como un buen plan.- No pudo burlarse ante el arrebato de
Giovanni, era poco usual pero siempre el causante era él.- Pero si quisiera
hacer algo así ¿No lo hubiera hecho ya hace tiempo?
Ninguno parecía retroceder ante la mirada del otro.
Tanto los pokémon del padre como del hijo, estaban listos
para salir al combate.
-Bueno… tu paranoia solamente confirma mis conclusiones.
Giovanni abandonó su asiento y con el ceño fruncido se
acercó a su hijo.- ¿Oh? ¿Y qué sería eso?
-Le tienes miedo.
-¿Qué?
-Mi error… nos tienes miedo.- El pelirrojo se permitió dar
una fría sonrisa, llena de arrogancia al encontrar una debilidad en su padre.-
Temes que Ketchum sea una verdadera amenaza, temes que yo me lance contra ti y
aquel vídeo, fortaleció aquellas dudas ¿Verdad?
Giovanni siempre tenía una respuesta para cualquier
situación, nadie lo recordaba pero fue capaz de manipular al mismísimo Mewtwo e
incluso tenerlo a su merced en más de una ocasión.
Pero esta vez, su hijo fue más rápido que él.
-¿Me equivoco? Luego de nuestro combate notaste que la
brecha entre nosotros ha disminuido y ahora, hay otro entrenador que está
progresando de una manera extraordinaria.
Aquello eran palabras sinceras, el pelirrojo debía admitir
que el azabache era un digno oponente… era tonto negarlo a este punto, estaban
al mismo nivel.
-¿No es esa la razón por la que volviste a entrenar?
-¿Comprendes lo que estás diciendo?
-Por supuesto, lo que te niegas admitir… pensabas que solo
Lance podría frenarte pero ya hay dos entrenadores que son un peligro para tu
preciada organización.
Giovanni lo tomó de su camiseta pero su expresión no cambió.
Podía verlo en su mirada, había dado en el clavo.
Mientras tanto el líder de gimnasio trató de controlar sus
emociones, su hijo, su propia sangre estaba burlándose de sus capacidades.
¿El? ¿Su hijo un amenaza para él?
¡Hace una semana había barrido el piso con él!
Pero pronto recordó el combate, duró más de lo que tenía en
mente, causó más daño de lo que esperaba y al final tuvo que recurrir a Rhyperior
para tomar el control del combate.
¿Qué sucedería si se creara una alianza entre su hijo y el
azabache?
-Silver… ¿Qué tienes en mente?
-Esa es mi línea… ¿Qué tienes tú en mente? ¿Por qué vienes y
me acusas de traición?- El agarre de Giovanni se suavizó, una señal para que
continuara su defensa.- ¿Por qué deshacerse de una pieza clave?
Giovanni arqueó una ceja.- Explícate.
-Ash es fuerte… eso es un hecho pero ya luché en dos
ocasiones con él, suficientemente para saber cómo neutralizarlo.
El pelirrojo no era tonto, había pensado durante todo el día
una forma de garantizar su bienestar por más tiempo.
Debía jugar bien sus cartas, aprovechó la sorpresa que tuvo
su padre mientras medía su poder semanas atrás y de todo el caos que había
causado sus batallas contra el azabache.
A continuación solamente sería manipulación y otorgar
información.
Dio detalles sobre el Charizard y el Pidgeot del entrenador,
sabiendo que eran las amenazas más graves al poder enfrentarse de igual a igual
a su Nidoking.
-Yo soy el más indicado para enfrentarlo… ¿Crees que un
grupo de comandantes podrán hacerle frente?
![]() |
Dibujado por: Cadmo - Ray. |
-Solamente le estás facilitando que sea un peligro… hay que
acabar con él antes de que sea una amenaza.
-Hump… (Tienes agallas, supongo que aún hay esperanzas para
ti hijo).- Le dio la espalda, para que fuera incapaz de ver la sonrisa
siniestra en su rostro.- (Pudiste asegurar tu cuello y ganaste algo de mérito
por tus deducciones… aunque sigues
pecando de ingenuo).
Aun debía trabajar en su hijo… no estaba lo suficientemente roto.
Debía romperse por
completo, debía estarlo para poder moldearlo a su gusto.
Al igual que Kanto, debía estar en lo más bajo para poder
florecer.
-Tienes un punto… debo asegurarme que no continué mejorando,
te daré otra oportunidad para remediar tus errores.
Silver internamente sonrío, lo había logrado, había
asegurado su enfrentamiento con Ash.
Derrotarlo le daría el plus suficiente para su siguiente
movimiento.
-Pero te daré un tiempo limitado, Katherine estará a cargo
de la misión.- Al voltear se encontró con el ceño fruncido de su hijo.- Silver…
es tú última oportunidad.
-…
-No toleraré otro fracaso… sabes lo que eso significa ¿Verdad?
El pelirrojo asintió lentamente y un pequeño escalofrío
recorrió su espalda.
-Puedes retirarte.
Para su sorpresa el pelirrojo hizo una pequeña reverencia
antes de abandonar la habitación.
Ambos quedaron satisfechos por el breve intercambio.
Giovanni mentía, Silver mentía y ambos lo sabían.
El pelirrojo aún se encontraba en peligro pero había ganado
algo de tiempo.
Mientras que Giovanni, sonrío al ver que detrás de ese
rostro indiferente su hijo trataba de aferrarse a la vida.
Tenía voluntad y eso era un avance.
-Sin embargo… eso no soluciona el pánico ocasionado en
Azafrán.- Giovanni sabía que la líder de gimnasio estaba atenta a los
movimientos del pelirrojo, seguramente sea la más preparada para la batalla.-
(Varios de mis comandantes han perdido contactos con sus hombres… las cosas se han complicado).
Se enfocó en su computadora, viendo nuevamente el breve
encuentro del pelirrojo con el azabache.
-Silver no mentía en eso… ambos están al mismo nivel.- Su
instinto no se había debilitado, podía llegar a esa conclusión fácilmente con
la serenidad con la que se adaptaba el peligro.- Subestimé al mocoso pero esto no
cambiará el resultado.
-Yo siempre gano.
Giovanni fue incapaz de detectar al intruso que había estado
maravillado ante el encuentro entre padre e hijo.
-o-
-Así que eso paso…
-Bueno solo es una parte, pero es muy importante… eso lo
alejó de nosotros.
Era una historia tensa pero sobre todo triste.
Ash no pude evitar sentir simpatía pero…
-¡Sparky!
-¡Blaziken!
-Metagr…. ¡Garhhhhhhh!
-Me encargaré de
reducir a tu pueblo a simples cenizas.
Su mirada se endureció, recordando todo lo que sucedió tras
la batalla en la ruta 5.
Algo irracional, seguramente causado por Juppeta le
recordaba que todo esto era culpa de Silver.
-Si no fuera por él, no tendrías una mano fracturada.
No… no podía culpar siempre al pokémon fantasma de sus
propios pensamientos siniestros.
-No tendríamos que lidiar con Juppeta, ni mucho menos… tomar vidas de
los pokémon del monte.
-(Fue en defensa propia).- Se recordó tratando de acabar con
aquellos pensamientos, pero volvían junto a la fría mirada de Silver.- (El
movimiento de Giovanni era inevitable).
Pero…
-Aun así…
-¿Ash?
-Eso no cambia nada…- Fueron palabras firmes al igual que la
mirada del entrenador.- No justifica su actuar… ¡No hay que ser un genio para
diferenciar lo que está bien y lo que está mal!
Nada protegería a Silver de recibir la paliza de su vida.
Ash se encargaría de aquello, por todos sus colegas que
tuvieron que abandonar sus sueños.
¿Acaso no importaba la tristeza de Ritchie?
¿Qué hay de las heridas de Tyson?
¿De la culpa que debe estar matando a Harrison?
¡Gary junto a sus pokémon podrían haber muerto aquella tarde!
-Lo siento profesor… pero eso no cambiará el resultado.
Elm bajó la mirada, mordiéndose el labio inferior sin saber
cómo convencer al azabache.
-Profesor… ¿Realmente cree que a Silver le importará si no
quiero luchar?
-…
-¿Haría una diferencia?
-No...
-Manténgase seguro, Johto también podría ser el objetivo…
El investigador de Pueblo Primavera miró con tristeza como
aquel chico abandonaba la habitación.
Se sentía patético, no fue capaz de ayudar y proteger a los
entrenadores que estuvieron bajo su cuidado.
Temía acercarse al pelirrojo para hacerle entender que hay otras
maneras para enmendar su error.
Y su única intervención era para que el azabache no
lastimara a Silver.
Cortó la llamada con bastante pesar, llevó ambas manos a su rostro y
estuvo hasta el anochecer pensando en que hacer.
Pero no sirvió de nada.
Era demasiado tarde para actuar.
-o-
La noche había llegado.
Entre las sombras ciertas criaturas recorrían la región de
Kanto a gran velocidad.
Varios pokémon salvajes apenas eran capaces de captarlos,
los pocos que lo habían logrado tomaron distancia al sentir el gran poder de
aquellos seres.
En unos segundos, se esparcieron y cada uno de ellos se
dirigió a diferentes direcciones.
-¿?- Sabrina se tele-transportó al tejado de su gimnasio,
podía sentir que un pokémon se acercaba a gran velocidad.- Pocos pokémon pueden
igualar esa velocidad.
Extendió todo su brazo izquierdo, como si tratara de agarrar la hermosa luna llena y por unos instantes, pudo ver algo morado rozar su
muñeca para luego desaparecer en el cielo.
-Un crobat…- Bajó su mano, mirando con cautela el pergamino
que había recibido.- Seguramente sea de Koga.
Seguramente cada líder de gimnasio estaba recibiendo el
mismo mensaje.
Lentamente lo abrió, al igual que otros de sus colegas en
sus respectivos gimnasios.
Ha iniciado, mis queridos compatriotas.
Nos vemos a la obligación de frenar los ataques de aquella corrupta
organización.
Es nuestra oportunidad para acabar con ella de una vez por todas.
Confío ciegamente en cada uno de ustedes, sé qué entregarán incluso su
alma para proteger nuestra región.
Tienen el acceso a cualquier medio para detenerlos, incluyendo la
ejecución.
Los derechos de nuestros oponentes dejaron de existir al perjudicar a terceros.
No quiero ninguna pizca de duda en sus corazones, podría ser fatal
tanto para ustedes como para nuestra gente.
Ten cuidado, reafirmen que se han ganado el derecho de ser líderes de
gimnasio.
Atte: Lance – Campeón de Kanto y Johto.
Cada líder de gimnasio destruyó aquel pergamino, no debía
haber rastro de aquel mensaje y con determinación, se adentraron en sus respectivos
gimnasios.
-o-
-Vaya día…
Sus amigos no fueron ajenos a su arrebato con Elm, pero
ninguno habló del tema y como siempre, Ash agradecía en silencio lo atentos que
eran con él.
Hablaron de estrategias, intercambiaron algunos objetos
entre sí siendo lo más destacados las máquinas técnicas.
Al volver a casa, no sentía la presencia de Juppeta e
Infernape le contó lo que había sucedido.
Se molestó, era bastante peligroso darle libertad a un
pokémon como Juppeta pero la inicial de fuego insistió que sería la última vez
en hacer algo como esto.
-Eso no me tranquiliza
Infernape…
-[Confía en mí…
volverá pronto].
Y así fue, de hecho Banette trajo información bastante
relevante.
La cantidad de soldados que había en la ciudad vecina,
destacando obviamente al pelirrojo y a su padre.
Juppeta quería participar en la batalla pero el azabache se
negó a incluirla.
Infernape trató de convencerle que su ayuda podría ser
crucial pero Ash fue firme con su decisión.
El azabache frunció el ceño ante la insistencia de Infernape
en defender al pokémon fantasma, podría ser una pésima influencia para la
inicial de fuego.
-(Juppeta estaba bastante sumisa…)- Algo planeaba y darle la
oportunidad para hacerlo podría ser fatal.- (Si pudiera descifrar sus
pensamientos).
Pero era algo imposible, la fantasma era astuta y tenía
décadas de experiencia en todo tipo de escenarios.
Para frenarla solamente podía contar con la fuerza, incluso
así, era algo complicado.
-(Infernape parecía molesta con mi decisión).- ¿Debería
pensarlo? Juppeta es fuerte y podría causar bastantes bajas en los rocket.-
(Además puede contar como un combatiente externo y seguir manteniendo a mis
seis pokémon).
Se rascó agresivamente su cabeza
utilizando ambas manos.- (¿¡Qué estoy pensando!? ¡Juppeta sería capaz hasta de
unirse a Silver!)
Aquella muñeca maldita lo había
vuelto bastante paranoico, causándole un gran rencor contra ella.- Tks… juro
que luego de esto voy a reducirla a cenizas.
En silencio salió de su hogar, no
quisiera despertar a Pikachu o a su madre.
-[¿No puedes dormir?]
-Para nada.- Su mirada se dirigió
hacia el tejado de su casa, donde su Noctowl vigilaba cada centímetro del
pueblo.- La petición de Juppeta e Infernape sigue en mi cabeza.
Noctowl nunca apartó la mirada de
su objetivo, sabía lo importante que era la misión que le había otorgado su
entrenador y no pensaba defraudarlo.
Aunque eso no significaba que
ignoraba los tormentos de Ash, podía percibirlos claramente gracias a sus
poderes psíquicos.
Algo limitados pero ayudaban bastante.
-[Juppeta puede dividirnos… no es
ajena a nuestro pasado].
El azabache frunció el ceño, su
pokémon fantasma había podido ver cada emoción negativa que se ocultaba en lo
más dentro de su ser.
No sería difícil para ella
realizar lo mismo con sus pokémon.
-¿Piensas que utilizará el pasado
de Infernape en nuestra contra?
-[Es probable… disfruta
haciéndote sufrir ¿Qué mejor forma de hacerlo que usando a tus propios
pokémon?]
Ash se dio un pequeño masaje en
su hombro derecho, pudo imaginarse un escenario en donde sus pokémon estaban en
su contra con bastante facilidad.
Temía que sucediera cuando diera
todos los detalles de Kalos.
-(Bueno… lo harán de todos modos
si no les digo la verdad).- Quizás pecaba de pesimista, Pidgeot lo tomó
bastante bien e incluso es crucial para poder enfrentar sus demonios internos.-
Noctowl... ¿Crees que infernape caiga en su juego?
-[Infernape tiene odio, mucho
odio...]
-Lo sé… no he podido sacarlo de
su corazón.
-[Eso dependerá de ella, has
hecho más de lo que alguien puede hacer… desde mi punto de vista, debería dejar
de aferrarse al pasado].
-Es difícil Noctowl… incluso
sabiendo que es dañino uno no puede soltar aquella carga.
-[Hump… al final de cuenta, no
somos muy diferentes los pokémon con los humanos].
Se quedaron en silencio, Ash le
restó importancia a las intenciones de Juppeta y su mente se centró
completamente en Infernape.
Nunca hubiera esperado que el
daño causado por Paul fuera tan profundo.
-[Pero… no creo que debas
preocuparte].
-¿He?
-[Ella confía plenamente en ti, entregaría
su corazón si fuera necesario con tal de mantenerte a tu lado].- Noctowl ni
siquiera se había girado a verlo, pero podía sentir que su pokémon le daba una
sonrisa llena de afecto.- [Lo dejó bastante claro en el monte plateado].
Ash fue tomado por sorpresa con
aquellas palabras pero su ave no tardó en narrarle cierto evento que ocurrió
tras su lesión.
Hubo una pequeña confrontación
entre sus pokémon, querían respuestas para sus dudas y los comentarios dichos
por Ninetales solamente aumentaban las ansias de tenerlas.
Pero Infernape intervino
rápidamente, hablando en nombre de su entrenador y recordándoles que tipo de
joven era.
Abrió los ojos como platos pero si se detenía a pensar, Infernape jamás haría algo que lo perjudicara.
Incluso lo había dejado en claro hace unas horas atrás.
-[En serio, realmente agradezco todo lo que has hecho por mi].
Abrió los ojos como platos pero si se detenía a pensar, Infernape jamás haría algo que lo perjudicara.
Incluso lo había dejado en claro hace unas horas atrás.
-[En serio, realmente agradezco todo lo que has hecho por mi].
-Yo… no lo sabía.
-[Hay muchas cosas que no sabes
de nosotros Ash].
-Jeh… es cierto.- Con una pequeña
sonrisa, aun conmovido por lo que había hecho Infernape por él.- Luego de esto
solucionaré eso.
-[¿Oh? Supongo que debo estar
ansioso por eso].
-¡Por supuesto! ¡Haré que vivas
los mejores días de tu vida!
Noctowl internamente estaba
satisfecho por calmar las inquietudes de Ash, el oírlo reír con tanta energía
era música para sus oídos.
-[Muy bien… pero deberías bajar
la voz, los demás están durmiendo].
-Oh… lo siento.- Sacó la lengua
juguetonamente, su mirada se dirigió hacia cierta colina del pueblo.- Oye…
desde ahí tendremos una vista preciosa del pueblo.
Noctowl dirigió su mirada hacia
la zona en donde apuntaba su entrenador.- [Mmmm… cierto, tendría acceso a los
alrededores también].
-Bien… será mejor ir hacia allá.
-[Ash].
-¿Sí?
-[¿Qué harás con Juppeta?]
Ash siguió caminando, su estado
de ánimo no cambió y con una sonrisa respondió.
-Infernape es capaz de confiarme
su vida… yo debería hacer lo mismo.
-o-
La vista era preciosa.
Podía ver cada casa del pueblo y
los alrededores.
Su hogar era un lugar precioso.
Lleno de vida, podías oír la
felicidad de la naturaleza y como está tiene un trato especial con el pueblo.
Las manzanas eran más dulces y
jugosas.
El viento acariciaba suavemente
el rostro de sus habitantes.
El agua era cristalina, tan pura
como la sonrisa de los ángeles.
-Debo protegerlo… debemos
protegerlo.
Noctowl lo había oído, estaba
seguro de eso pero no recibió ningún tipo de respuesta.
¿Habrá notado algo fuera de lo
común?
Ash trató de encontrar algo
extraño pero solamente notó como ciertas personas caminaban hacia su dirección.
No tardó en reconocerlos y
sonrió.
-¡Oigan, por aquí!
Kaori fue la primera en llegar.-
¿Problemas al dormir?
-Podría decirse que sí.- Mantuvo
su sonrisa, la castaña parecía algo agitada por la subida pero no tardó en
recuperarse.- Estaba sobre pensando las cosas… me he vuelto muy bueno en eso.
La castaña negó divertida y se
sentó a su lado.- No es algo para enorgullecerse Ash.
El azabache le restó importancia.-
Pero al final me siento bien… o al menos tranquilo.
-¿Sí? Pensé que sería lo
contrarío… ya sabes, fue un día bastante largo.
Ash soltó una pequeña carcajada
al recordar todo los eventos de hoy.- Eso es cierto, pero me hizo ver todo el
apoyo que tengo.- Frunció el ceño al percatarse de su error y no tardó en
corregir.- Perdón… que tenemos.
Kaori se quitó su sombrero,
dejándolo cerca del gorro de chica que había traído el azabache.
Ambos disfrutando de la suave
brisa otorgada por el viento.
-Me alegra… que nos incluyas.
-Somos un equipo, algo
improvisado pero lo somos.
-Estoy decepcionado ¿Sabes?
Ambos voltearon para ver a un
sonriente Gary, tratando de ocultar la fatiga por subir la colina del pueblo.
-¿De ti mismo?
-Pensé que al subir los
encontraría haciendo algo más interesante.
Kaori rodó los ojos y el azabache
prefirió no responder.
-Ash no es un degenerado como tú.
-¿Estamos hablando del mismo tipo
que le exigió utilizar un bikini a una líder de gimnasio?
Los ojos del entrenador se abrieron con incredulidad, se había olvidado por completo del trato que había hecho con Clair.
-Gary…
-¿Sí?
-Gracias.
El castaño parecía confundido pero
pronto le dio una sonrisa al azabache.- ¡Cuando quieras!
-¡Ahora tengo una verdadera razón
para ganar!
-¡Por las curvas de Clair!-
Exclamó el investigador Pokémon mientras se sentaba al otro lado del azabache.
-¡Por las curvas de Clair!-
Continuó el azabache con la misma emoción que mostraba en medio de un combate.
Kaori trató de dedicarles una
mirada de desprecio pero no tardó en reír por las payasadas de ambos.
-Kaori ¿Qué estás esperando?
La castaña se río sin ninguna
pizca de delicadeza al comprender que Ash quería que también diera aquel grito
de guerra.
-¡No pienso hacerlo! *Risas*
¿Acaso están locos?
-¡Es por la seguridad de nuestro
pueblo!
-¡Tu madre seguramente estaría de
acuerdo!
Para este punto era difícil
ocultar la sonrisa para los dos chicos del grupo.
-Bueno… ¿Todos a la vez?
-Sería lo mejor.
La castaña accedió entre risas,
los antiguos rivales esperaron que se calmara para gritar.
-Muy bien… ¿Listos?
-Uno…- Exclamó Gary con seriedad,
con una sonrisa depredadora adornando su rostro.
-Dos…- La castaña tenía un rostro
sereno, tratando de recordar temas serios para olvidar lo absurdo de la situación
actual.
-Y tres…- Exclamó el azabache con
determinación, para luego los tres gritar en total sincronización.- ¡Por las
curvas de Clair!
Utilizaron todo el aire de sus
pulmones para soltar tales palabras, algunos de los habitantes encendieron las
luces alarmados por ser despertados por tales gritos.
Se podían escuchar algunas
maldiciones en contra de los jóvenes.
Los cuales no tardaron en
estallar en carcajadas.
-¡Son unos idiotas!
-¡Somos unos idiotas!
El azabache se recostó en el
césped, disfrutando del momento y sobre todo de las risas de sus dos
compañeros.
Noctowl observaba la interacción
de los jóvenes con diversión.
Siguieron las bromas, coqueteo
por parte de la castaña y el azabache, promesas sobre beber hasta la
inconciencia por parte del castaño tras su victoria.
-Tendremos que invitar a Misty.-
Aseguró con una sonrisa Kaori, realmente quería volver a ver a la líder de
gimnasio.
-También a Tracey.- Comentó el
castaño recordando la poca resistencia del chico al alcohol.- Será el primero
en caer.
-Y seguramente Brock necesita
distraerse de sus estudios.- Ash volvió a mirar a su pueblo con la sonrisa que
lo caracterizaba.- Yo pondré la casa.
-¡Yo la cerveza!
-¡Yo la carne!
Necesitaban un descanso de todo,
aquella promesa no se veía lejana y por eso entregaba tranquilidad en sus
corazones.
El temor seguía en ellos pero era
algo inevitable y debían convivir con el hasta poder derrotarlo.
Los recuerdos de sus respectivos
viajes de entrenamientos se reproducían en la mente de cada uno.
Superaron miedos, los límites de
sus respectivos pokémon y a temibles oponentes.
Mañana no sería la excepción.
Los tres jóvenes sonrieron e
internamente volvieron a prometerse no fallar.
Ni a ellos mismos ni a sus
familiares.
-o-
Ufff… y con esto
damos por finalizado este “arco” dando paso a la batalla por la región.
Realmente fue
bastante difícil para mí realizar este episodio, no me refiero por el tiempo,
más que nada por todo lo que había que tratar y como podrán notar, omití varios
sucesos porque estos quiero darlos a conocer con más detalles en los combates principales
de cada personaje.
Tenía pensado dar un
resumen del episodio en esta parte, para hablar sobre que quería trasmitir en
ciertas escenas; ejemplo sería demostrar que a pesar de todo, Silver desarrolló
un respeto por Ash, lo suficiente para admitir que están en el mismo nivel.
Y por otra parte tenemos
al protagonista, que es firme con su decisión de confrontar al pelirrojo, ya
que ningún pasado trágico va a quitarle responsabilidad a sus acciones.
Pero volviendo a lo
primero que mencioné, estoy bastante conforme con el resultado pero a la vez…
no.
Muchos eventos que
tratar en un solo día, y si, es entendible por la cantidad de personajes que están
involucrados en todo esto, además de mostrar las incertidumbres y rasgos
ocultos en el elenco principal.
Además de mostrar la “debilidad”
de Juppeta, una debilidad que no pertenece únicamente a ella pero eso lo verán
más adelante.
En sí, siento que
pudo expandir el escrito en otros ámbitos también, pero nuevamente… tenía que
centrarme más en Pueblo Paleta y la preparación de Ash, Gary y Kaori.
Porque es un evento
jodidamente grave, hay que ponerse en los pies de estos personajes y en los “peligros”
que enfrentan en la serie… no hay como compararlos, por eso me enfoco tanto en cómo
se sienten cada uno de ellos y trato además de aprovechar ciertos rasgos que
jamás se explotaron en la serie original.
Siempre me resulta
extraño que a final quisiera decirles tanto… pero termino tan agotado que las
palabras se escapan de mi mente.
Lamento esto.
Bueno, desde aquí,
los escritos serán más cortos… o al menos tengo esa intención, actualizaciones
enfocadas en cada ciudad y así sucesivamente.
Razones tengo muchas,
pero una de ellas es la carencia de tiempo al retomar los estudios y más
importante, la situación que está viviendo el mundo en la actualidad.
Lo más probable que
entré en hiatus por un mes o dos, más que nada para terminar las nuevas
asignaturas, darme tiempo para mi bienestar mental y también, como voy a llevar
mi vida de hoy en adelante.
Quiero agradecer como
siempre a Shiro y a Maelo por su ayuda, sobre todo a este último por su
constancia en los últimos escritos.
Se me quedan varias
cosas pero bueno… un día de estos publique todo lo que dejé en el tintero.
¡Muchas gracias por
su apoyo!
Se despide con cariño…
un escritor de pacotilla.
-o-